sábado, 6 de diciembre de 2014

Carlos Maslatón/ Ciclos de la economía capitalista

Se ha generado en foro de más abajo, ocurre dos o tres veces cada año en este Timeline, una discusión acerca de los ciclos de la economía capitalista, vuelvo de modo independiente con este nuevo posteo. Para entenderlos, a los ciclos, no se deben recortar pedazos de historia arbitrariamente, por torpeza o con intención falsificando la realidad, pues va a dar mal cualquier cosa que se quiera demostrar. Mi entendimiento de la cuestión es el siguiente. La bolsa norteamericana, eje central de la creación de la riqueza del mundo, tuvo su primera oleada inflacionista entre 1784 y 1835 que marca la primera fase ascendente del capítalismo liberal. La corrección a esa primera espectacular subida es la retracción de 21 años propio del ciclo de Fibonacci que va entre 1835 y 1856 que implica recesión con deflación y que inevitablemente termina en guerras civiles no solo en USA sino en el mundo aunque cuando ésta estalla ya está liberado el siguiente movimiento ascendente (pasa siempre así, la guerra es bullish).


A finales de la década de 1850 la humanidad entra en nueva fase expansiva, inflacionista de activos, que es lo que produce el gran salto adelante del capitalismo, eso que los historiadores llamaron la segunda revolución industrial. La primera revolución industrial fue justamente la de la etapa 1784-1835, del capitalismo manchesteriano objeto de las críticas de Marx. Hay que fijarse en qué momento Marx saca sus libros y forma el comunismo como ideología europea: sí, efectivamente durante la corrección deflacionista de los 40s y 50s del siglo XIX, es propio del bear market crear ideologías colectivistas de ese tipo, porque las ideologías son siempre el resultado de los procesos económicos que les anteceden, no es que surgen porque de repente un tipo que no tenía nada que hacer se puso a pensar en abstracto. Finalizada la baja, la tercera ola ascendente es la que lleva al capitalismo hacia el mayor despegue inflacionista (de activos) y a la multiplicación bestial de la riqueza. El marxismo queda descolocado en este ciclo porque el capitalismo en vez de deshacerse sale al alza y se lleva todo puesto hasta el gran techo histórico de 386 puntos de DOW del 3 de septiembre de 1929. La caída deflacionista 1929-1932 (90%, de 386 a 41 de DOW) es un hecho natural de mercado, no se relaciona con las tasas de interés bajas porque, al contrario, eran altísimas en la última etapa anterior al crash ni tiene que ver con acciones gubernamentales equivocadas. El capitalismo sube, corrige sobre sí mismo, y sigue adelante después a pesar de las intervenciones del estado y de la política siempre tentada a meterse sobre el mercado y a arruinarlo todo. En etapa de deflación de activos, como 1929-1932, el principio de no expandir medios de pago solo lleva a la quiebra total del sistema, no es que deudores y acreedores se van a arreglar entre sí y ajustarse sin que nada grave pase,. Como toda deflación es producto de un proceso previo y gigante de inflación (de activos, no de monedas, no de productos de consumo), en esa inflación se expande naturalmente el crédito, no el estatal sino el privado como hecho espontaneo capitalista. Los activos son la garantía (formal o latente) de las deudas contraídas. La caída sistémica (e inevitable) en el precio de los activos potencia de forma real las deudas, aún cuando devenguen interés cero, porque lo que se produce es el desbalanceo entre lo que se tiene, a precios de mercado, y lo que se debe como capital líquido en la fórmula aritmética del interés. Este desequilibrio, natural de mercado, lleva a la corrida bancaria, la corrida bancaria es la quiebra no solo del banquero sino que implica la confiscación de los depósitos de las personas y de las empresas en el sistema financiero. Permitir esta confiscación, además de que tumba todo lo que quede en pié, es algo tan violento que lleva a la insurrección popular y a la revolución comunista. El salvataje financiero que se necesita en estas etapas, de ningún modo es subsidiar al banquero fallido, éste se va de la institución y lo pierde todo sin perjuicio de su responsabilidad criminal si la hubiera, de lo que se trata es de impedir los efectos devastadores de la deflación y de la corrida bancaria que se inicia por la depresión de los precios de la bolsa y de la propiedad inmueble que torna las deudas impagables. Expandir moneda primaria y medios de pago secundarios en la deflación, no tiene que ver ni con financiar déficit fiscal ni con repartir subsidios ni con regalar dinero público a nadie, sino con impedir la confiscación colectivista de los depósitos bancarios como resultado de la quiebra total del sistema. Y no causa inflación hacer esto, no, porque la presión deflacionista de los activos es tan fuerte que lleva la demanda de dinero casi al infinito, todo papel es monetizado aún el falso como se vió también en la Argentina de diciembre de 2001 a marzo de 2003, o en los Estados Unidos de 2007 a 2009 entre otras decenas de ejemplos en la historia. No hay licuación en el poder de compra de los no-deudores sino que éstos también resultan salvados de la pérdida patrimonial total gracias a este que es el único momento del ciclo donde se debe emitir para bien de todos y para mal de ninguno. El proceso capitalista inflación-deflación (que no se refiere a los bienes mayoristas o minoristas medidos por las estadísticas sino a los activos reales de la economía), además de que es inherente al capitalismo liberal más puro y a su juego cíclico de euforias y depresiones combinadas y alternadas, no puede ser evitado por ningún gobierno, éstos pueden suprimir el mercado si lo desean pero mientras haya algo de libertad transaccional los precios se moverán siempre porque son el reflejo de la vida humana misma. El desbalanceo capitalista entre activos y deudas durante la deflación es, por lo tanto, un acontecimiento de naturaleza técnica, no es ideológico, como tampoco es ideológica sino técnica, la expansión fiduciaria de medios de pago como solución al desastre, máxime con semejante demanda de dinero y monetización popular del papel circulante, que se necesita para cancelar deudas, desarmar el ciclo crediticio y arrancar después de nuevo. El error de pseudo escuelas liberales es no comprender, ni siquiera ocuparse por desinterés real práctico, de este proceso técnico, y de tildar en su ignorancia como "keynesiano", "socialista", "intervencionista", a un mecanismo que hace a la esencia de la banca, del dinero y del crédito y que de no aplicarse no lleva a ningún país hacia el liberalismo sino a su contrario colectivista, fascista o comunista leninista.

Carlos Maslatón @CarlosMaslaton

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