China se está alejando abruptamente de los dólares estadounidense y el mundo no se ha acabado, aún.
La amenaza de una solución desordenada de los desequilibrios comerciales mundiales mantuvo insomnes a los economistas hasta que la crisis financiera les dio cosas más importantes de qué preocuparse. Pero el superávit de China con el resto del mundo se ha disipado. El superávit de cuenta corriente como parte del producto interno bruto cayó a cerca del 2,7% en 2011, un descenso desde el máximo de un 10,1% en 2007.
Como corolario de ello, el crecimiento de las reservas internacionales de China se ha desacelerado. La porción en dólares también ha caído. Datos del Departamento del Tesoro de Estados Unidos sugieren que la participación del dólar en los US$3,2 billones de reservas de China cayó al 54% en junio de 2011, lo que se compara con el 65% de 2010 y el máximo del 74% en 2006. En los 12 meses a junio de 2011, las compras de dólares representaron apenas el 15% de las adiciones a las reservas de China.
Eso confirma las señales provenientes de Beijing y Europa durante el año pasado, acerca de que China había incrementado las compras de deuda europea. El mes pasado, el primer ministro Wen Jiabao dijo que Europa sería una vía importante para diversificar las reservas chinas. Otras deudas soberanas con altas calificaciones -como las de Australia y Canadá- también se están beneficiando.
Entonces, China ha reducido su superávit externo y se ha alejado de la deuda en dólares, pero los cielos no se han derrumbado. El dólar no ha colapsado y los rendimientos de los títulos del Tesoro de Estados Unidos siguen bajos, mientras Timothy Geithner continúa financiando el déficit sin doblegarse ante Beijing.
De todos modos, todavía no hay que guardar las pancartas del "final está cerca". China ha logrado un equilibrio externo solo a expensas de exacerbar su desequilibrio interno. En 2010, las inversiones contribuyeron con un 48,6% del PIB de China, cifra sin precedentes y que representa un aumento desde el 43,9% de 2008. Ello es sustancialmente más alto que en cualquier otra gran economía, incluidos los tigres asiáticos durante su periodo de rápido crecimiento. Las importaciones de materias primas impulsadas por las crecientes inversiones han sido un factor clave en la desaparición del superávit externo de China.
El nivel actual de inversiones de capital es insostenible. Abundan las historias de despilfarro en las inversiones. El escenario ideal es que China pueda hacer una transición sin sobresaltos desde la inversión al consumo como motor del crecimiento, con importaciones de bienes de consumo que reemplacen a las materias primas. Sin embargo, si eso no sucede, la caída de las inversiones socavará al PIB y al crecimiento de las importaciones, el actual superávit de cuenta corriente de China volverá a rugir y será momento de volver a sacar esas pancartas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario