MADRID (Reuters) - Sentada delante de la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, Elena Jiménez ejemplifica al español decepcionado que votó con ilusión el pasado diciembre por los nuevos partidos que prometían un cambio.
Pero en la repetición de elecciones que se producirá el domingo la doctoranda dice que se quedará en casa, probablemente como otros muchos españoles, tal y como pronostican las encuestas, que prevén la mayor abstención desde que España volvió a la democracia.
Convencer a gente como Jiménez de que voten en las elecciones del 26 de junio, convocadas después de que los líderes políticos fracasasen en sus intentos de formar un gobierno de coalición, se ha vuelo clave para los partidos, que necesitan ganar los escaños suficientes para desbloquear los seis meses de estancamiento político y conseguir el respaldo de una mayoría.
Jiménez dijo que las trifulcas entre los partidos y su reticencia a ceder había acabado con el entusiasmo que ella y algunos de sus compañeros de estudios sintieron cuando en diciembre votaron por el partido antiausteridad Podemos, cuyo líder Pablo Iglesias era profesor en las aulas de esa facultad.
"Voté buscando cambio, pero no hemos conseguido absolutamente nada, y por eso realmente yo soy abstencionista", dijo Jiménez.
La falta de entusiasmo de los votantes como Jiménez afectará a la manera en la que la política española funcione en el futuro cuando los nuevos partidos como Podemos tratan de ganar terreno a los tradicionales que gobernaron España durante la crisis económica.
Los sondeos muestran que el conservador Partido Popular (PP) volverá a ganar las elecciones, seguido de la alianza Unidos Podemos, el PSOE y el también recién llegado Ciudadanos. Sin embargo, no se espera que ningún partido se acerque a la mayoría absoluta de 176 escaños.
Con una previsión de cinco puntos porcentuales más de abstención que en diciembre, los resultados de las elecciones se mantienen inciertos. Lo más probable es que el futuro gobierno salga de unas negociaciones políticas que decidirán qué coalición puede alcanzar la mayoría con una ventaja mínima de escaños.
JÓVENES DESENCANTADOS
Una encuesta de Metroscopia pronostica que entre el 30 y el 32 por ciento de los españoles se abstendrá, lo que los convierte en el bloque más grande de votantes. Tal ola de apatía entre los españoles impulsaría las expectativas del PP y dañaría a los socialistas que están teniendo dificultades de motivar a una base de votantes deprimida.
"Si hay una mayor abstención, esto favorece el Partido Popular, porque el PP es el que tiene el electorado más leal, el más fiel y el más movilizado para ir a votar", dijo Francisco Camas, analista de Metroscopia.
Una menor abstención favorecería a los liberales Ciudadanos y a Podemos, que el mes pasado unieron fuerzas con Izquierda Unida, para adelantar al PSOE como mayor fuerza de la izquierda española.
Los votantes de estos dos nuevos partidos tienden más a la abstención puesto que son mucho más jóvenes de media que los votantes de los partidos tradicionales, con casi 20 años de diferencia entre los votantes del PP y los de Podemos, según el CIS. Metroscopia estima que sólo un 56 por ciento de los que tienen entre 18 y 34 años votará.
Ocupando el segundo puesto de los países con mayor desempleo juvenil en la zona euro, muchos jóvenes españoles aún están esperando a que les alcancen los efectos de la recuperación económica de España y su descontento sólo ha aumentado desde diciembre.
Un 42 por ciento de los votantes de entre 18 y 34 años ven la situación política "muy mala", frente al 34 por ciento del pasado noviembre, mostraron datos del Centro de Investigaciones Sociológicas.
CONQUISTAR LA ABSTENCIÓN
Frente a esta situación, los partidos han puesto en marcha una serie de estrategias poco ortodoxas para reavivar su atractivo y ganar apoyo de los grupos a los que previamente habían dado por perdidos.
En una serie de vídeos que distribuye ampliamente a través de las redes sociales, el presidente en funciones Mariano Rajoy se ha puesto a caminar por todo el paisaje español vestido con pantalones cortos y zapatillas para conectar mejor con sus votantes.
En tanto, la alianza de Podemos e IU ha intentado atraer a los jóvenes desinteresados imprimiendo su programa electoral de 195 páginas en un catálogo con el mismo diseño que los que tiene el gigante Ikea. Los políticos son fotografiados relajados jugando al ajedrez, cortando queso y cuidando un jardín, junto con sumarios de sus políticas.
En un intento por ganar votos a los partidos tradicionales en la España rural, Podemos también ha puesto en marcha una "caravana rural" que está recorriendo el campo español, territorio desconocido para muchos de sus políticos urbanos y cuyos votantes tienen un gran impacto en las elecciones debido a la complicada ley electoral española.
"La gente va acercándose y viendo a los de Podemos que solamente han visto en la televisión", dijo el coordinador de la caravana, Ariel Jerez, en la manchega localidad de Sigüenza, bastión del Partido Popular.
EL PSOE PIERDE
Mientras que el PP puede contar con las áreas rurales como Sigüenza y los distritos urbanos más pudientes para apuntalar sus resultados, el PSOE está en caída libre. Según Camas, el analista de Metroscopia, su fallido intento de movilizar a votantes jóvenes ha sido uno de los factores principales del aumento de la abstención.
En un acto en el moderno barrio de Malasaña en Madrid al que acudió el líder socialista Pedro Sánchez, que cosechó los peores resultados de la historia del partido en las últimas elecciones de diciembre, un pequeño grupo de jóvenes voluntarios repartían octavillas mientras la música rock de un evento de Podemos cercano ahogaba sus voces.
En un bar cercano, Ángeles Álvarez, una candidata socialista al Parlamento, dijo que era verdad que el partido se había desconectado de muchos jóvenes que habían puesto su confianza en Podemos y en su manera de hacer política más reaccionaria.
"Para el Partido Socialista es uno de los principales problemas que tiene en estos momentos", dijo Álvarez.
Incluso Pedro Sánchez lo admitió en un discurso este mes: "El adversario que tiene el Partido Socialista, no es ni Podemos ni el Partido Popular, nuestro desafío es acudir a votar, nuestro desafío es vencer la abstención".
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