lunes, 23 de mayo de 2016

Argentina / Mayo de 1810/ La revolución que NO fue

Así lo señala el Dr. Vicente Massot -analista político, historiador y periodista-, autor del libro "Revolución Mayo 1810".


"La Argentina es un país de fenomenales desencuentros a lo largo de toda su historia. Los desencuentros que se dan entre 1810 y 1860 tienen la particularidad, a mi juicio, la crueldad. No sólo hay desencuentros en términos ideológicos, no sólo hay disputas de ideas, por primarias que éstas hayan sido, sino que las supremacías que se dirimen son hechas al compás de sangre y degüello, de castración y fusilamiento, es una Argentina muy cruel, muy bárbara. Capaz de gestar una obra magnífica como es la independencia del subcontinente americano -eso hay que ponerlo en la cuenta-... y donde la crueldad es un dato manifiesto". 
 

"El 25 de Mayo de 1810, hubo, efectivamente, una revolución en Buenos Aires. Una revolución que se circunscribe al ámbito de la ciudad, que es básicamente una revolución urbana, por un lado, pero esa revolución, y aquí viene el dato que de alguna manera contradice el canon tradicional impuesto en la Argentina, no es una revolución hecha en contra de Fernando VII, ni los derechos de la Corona de Castilla. Que hubo en Mayo de 1810 una idea por un lado independentista, y por otro lado reivindicativa de lo nacional, el que Mayo arrastra los conceptos de nacionalidad e independencia, a mi juicio, son absolutamente falsos. Es agregarle una cosa extemporáneamente. Que andando el tiempo, esas ideas germinaron, se desarrollaron y estaban claramente delineadas, por ejemplo en Julio de 1816, es cierto, pero en Mayo de 1810 no hay, ni la idea de la nacionalidad ni la idea de la independencia”. 


“Creo que estamos festejando lo que yo llamaría el mito de los orígenes, por supuesto, y esto no tiene un sentido peyorativo, eso no significa que no debamos festejar. Estamos festejando algo que de alguna manera se da en todas las Naciones. En el origen de una Nación, hay un mito, pero mito no como sinónimo de mentira, sino como principio de acción, como idea-fuerza. Desde la historia de Mitre, pasando después por la educación patriótica, forjada en buena medida por el Ministro de Educación Ramos Mejía, y luego por el Radicalismo e incluso el Peronismo, lo que se instala en la Argentina, es la idea de Mayo como nacimiento de la Patria", destaca Massot

"Eso es un mito, y tiene un sentido. Había que educar a una población, que en buena medida eran inmigrantes, acerca de qué era la Argentina, cuáles eran las glorias de la Argentina, cuáles eran sus fechas Patrias. De alguna manera había que "inventar" una historia, no porque los hechos no hubiesen sucedido, sino porque el sentido que tenían no eran necesariamente los que se dice en ese canon, que es, en Buenos Aires nace la Patria porque Mayo, insisto, arrastra la idea de la nacionalidad y la independencia."

"Festejamos el mito de Mayo, y está bien que lo hagamos -dice Vicente Masot-, porque los pueblos necesitan mitos. Hay una famosa frase que yo pongo en el prólogo, y es muy buena, de Otto von Bismarck, y dice así: “Un Gobierno debe actuar también sobre la fantasía de la Nación”. Es tan cierto esto, y sobre la fantasía de la Nación, se actuó desde 1880 hasta 1960, por ponerlo de alguna manera. A todos nos enseñaron, en el Colegio Primario y en el Colegio Secundario, a través de las materias de Historia Argentina, lo que era Mayo".

"Mayo no fue exactamente eso. Me parece que Mayo tiene mucho más que ver con una reivindicación autonómica pero independentista …".
 


Los aprendizajes

Sobre las enseñanzas que pudo dejar este período desde 1810Massot señala: “Creo que de alguna manera algo aprendimos, no sé cuanto. La pregunta es difícil, porque, ¿Qué estamos festejando …?, ¿Hay razones para festejar más de 200 años, después del 25 de Mayo, algo …?. Creo que sí, me parece que el festejo tiene que ser referido a cuánto fue lo que hicimos, y qué tan bien lo hicimos. La Nación argentina fue capaz de gestar la Guerra de la Independencia que termina con el dominio español en América, prácticamente sin un solo aliado externo. 


La Guerra de la Independencia es una gesta magnífica, hecha básicamente por Buenos Aires, y parte de lo que se llamó Provincias Unidas. Después se transforma, de un desierto en un crisol de razas, en un vergel, y la Argentina llega a ser la décima economía del mundo. Es decir, cuando se festeja el Centenario, la Argentina no era la síntesis que compendie de un fracaso sino de un fenomenal éxito colectivo, y no solamente en lo económico, porque era uno de los países con mayor movilidad social de este planeta, después de los Estados Unidos.

El tema es que ese esfuerzo fenomenal que hicieron las primeras generaciones, se despilfarró desde los años 40 a la fecha, y terminamos siendo lo que es la Argentina, un país insignificante”.


El presente


“Sin dudas, un país lleno de facciones, incapaz de forjar Políticas de Estado, reacio a ponerse de acuerdo consigo mismo, y sobretodo, un país que a diferencia de lo que sucedió, yo diría en los primeros 150 años, por poner alguna fecha, busca en la historia un motivo más para agraviarse y no para superar las diferencias …”, concluye. 

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