Por Andrew Allan
BONN, Alemania (Reuters) - Era un momento histórico en las conversaciones sobre clima en Naciones Unidas: con la mayoría de países a favor y sólo un grupo de los miembros de la OPEP en contra, la ministra de Medio Ambiente alemana que presidía la conferencia dio el pistoletazo de salida para lanzar las negociaciones sobre un tratado para luchar contra el cambio climático.
Era 1995, la ministra era Angela Merkel, ahora canciller, y el resultado después de dos años de negociaciones fue el Protocolo de Kioto, un plan para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero por parte de los países desarrollados.
Merkel explotó las normas de Naciones Unidas para romper con el estancamiento de las negociaciones, tomando las decisiones por consenso, un sistema por el que el presidente de la conferencia decide que existe un apoyo mayoritario entre los casi 200 países que están representados.
Dieciocho años después, el sistema de consenso se ha utilizado en contra de un rival potente: Rusia, con dos de sus vecinos exsoviéticos, está denunciando que es demasiado difuso, y su oposición podría desbaratar el progreso hacia el próximo acuerdo para luchar contra el cambio climático, previsto que se acuerde en 2015.
Furiosos después de que se fallara en contra en una decisión por consenso en las negociaciones de Naciones Unidas que se celebraron el año pasado en Qatar, Rusia, Bielorrusia y Ucrania bloquearon una cadena de dos semanas de negociaciones sobre clima en Bonn que terminan el viernes, insistiendo en normas más claras para la toma de decisiones.
"Nuestro proceso está muy enfermo", dijo el delegado ruso Oleg Shamanov.
La mayoría de países aceptan a regañadientes la idea ambigua de consenso como menos difícil de manejar que las alternativas de unanimidad -que dan la opción de veto a cada país- o la votación por mayoría, que también podría ver anulados a los países con mayor frecuencia.
"CONSECUENCIAS CATASTRÓFICAS"
"Tenemos que prepararlo lo antes posible y desde luego antes de 2015. Si no encontramos una solución, las consecuencias podrían ser catastróficas para muchos de los más vulnerables", dijo Ronny Jumeau de Seychelles, portavoz de AOSIS, una alianza de unos 40 pequeños estados insulares -entre los que se encuentran Tuvalu y Granada- que son vulnerables al aumento del nivel del mar por el calentamiento global.
El retraso de dos semanas en Bonn ha llevado a un llamamiento de los ministros de Medio Ambiente y líderes para ayudar a frenar el proceso por desintegración. La próxima ocasión para solucionar la disputa será a finales de este año en las negociaciones de la ONU en Varsovia.
Tomasz Chruszczow, presidente polaco de las negociaciones, instó "a unas discusiones al más alto nivel político sobre cómo resolver el asunto" antes de esa fecha.
El nuevo pacto está destinado a aplicarse a todos los países y suceder a Kioto, que estuvo limitado en su eficacia por el hecho de que excluyó a países en vías de desarrollo como China, ahora el principal emisor de gases de efecto invernadero, y también porque Estados Unidos no lo ratificó.
A pesar de Kioto, los niveles atmosféricos de gases que atrapan el calor continúan aumentando, provocando incluso más advertencias de los científicos de que el mundo sufrirá más inundaciones, sequía y hambre si las emisiones continúan siendo desenfrenadas.
(Con información de Andrew Allan y Michael Szabo en Bonn, Alister Doyle en Oslo; Traducido por Leticia Núñez en Madrid)
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