Lucas Santiago es uno de los socios fundadores de Grido, la heladería cordobesa que bajo el lema de helado bueno y barato llego a las mil franquicias.
Cuando era chico, Lucas Santiago solía escuchar las conversaciones en las que su padre, gerente de la prestigiosa y mítica fábrica de helados ‘Laponia’, le contaba a su madre su decepción por las escasas ventas de la empresa pese a la reconocida calidad del producto.
“Debe haber sido en ese entonces que nació en mi la idea de crear un helado que fuera de la calidad de Laponia pero que fuera accesible al bolsillo de la gente”, cuenta Santiago en diálogo con Cronista.com.
Y mal no le fue. Hoy es dueño de Grido, una fábrica de helados cordobesa que cuenta con mil franquicias no solo en la Argentina sino también en países limítrofes como Chile y Uruguay.
Fue a mediados de los ’80 cuando Santiago vislumbró la posibilidad de un hueco en el mercado del helado cordobés, ante la desaparición de dos históricas locales como Dolce Neve y Soppels.
Este emprendedor decidió entonces ir por el sueño del helado ‘nacional y popular’.
“Entonces aprovechamos el momento. Abrimos una heladería y en un año logramos tener 10. Pronto ya eran 40. Hoy tenemos un total de mil”, cuenta orgulloso del avance.
Pero no está solo en la aventura, sus cinco hijos lo acompañan en la empresa y varios familiares y amigos también incursionaron en el negocio del helado. “Primero armamos una cuadricula de las zonas que podíamos abarcar. Los primeros locales los construimos nosotros y se los ofrecimos para que los manejaran a empleados y allegados. Si les iba bien se los quedaban. No había riesgo. Y nos fue bien”, cuenta.
Pero no todo fueron rosas. El crecimiento a gran velocidad que registró la compañía hizo que muchas veces la demanda fuera mayor que la velocidad de producción, por lo que sufrieron el faltante de producto y el no poder abastecer con fluidez a los franquiciados.
El secreto
Cuando se le pregunta a Santiago sobre como pasar a manejar un caudal de empleados de 350 personas dice que la clave es “dar posibilidades de crecimiento y sueldos dignos”.
“La gente ve que progresa, no hemos tenido un paro un conflicto y son 350 empleados. La gente tiene sueldos dignos y sabe que puede crecer”, afirma.
Hoy Lucas Santiago puede sentir que el sueño de padre es una realidad. Sus heladerías ofrecen helado de calidad a $ 35, contra un precio promedio de las grandes cadenas de entre 70 y $ 80, aunque va por más, ya que estudia lanzar una promoción del kilo a $ 20 entre lunes y jueves.
“Hay mucho para hacer en Argentina para incrementar el consumo de helado. Cada argentino come 5 kilos por año y nosotros tenemos el 25% del mercado”, dice y resalta que sin embargo el 90% comería más de no ser por el alto precio.
Emprendedor que emprende
Cuando se le nombra la palabra emprendimiento Santiago hace una aclaración: “No solo yo soy un emprendedor, Grido es un emprendimiento con mil emprendedores detrás”, aclara orgulloso.
“Hay mil personas que llevan adelante cada franquicia. Personas a las que ayudamos, a las que guiamos y a las que les enseñamos lo que aprendimos. Ellos también emprenden. Somos un emprendimiento de emprendedores”, asegura orgulloso.
También se permite bromear cuando se le habla de que su empresa sigue la línea “nacional y popular que alienta el Gobierno y tira “ojalá algún día nos llame (el secretario de Comercio Interior Guillermo) Moreno para felicitarnos”.
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