MÓNACO (Reuters) - Banderas, fanfarria y miles de personas esperaban el sábado la ceremonia religiosa del príncipe Alberto II con su prometida sudafricana Charlene Wittstock en una unión que espera que restablezca el brillo del lujoso enclave de ocio de la Riviera.
Banderas, fanfarria y miles de personas esperaban el sábado la ceremonia religiosa del príncipe Alberto II con su prometida sudafricana Charlene Wittstock en una unión que espera que restablezca el brillo del lujoso enclave de ocio de la Riviera. Imagen de los recién casados junto al compositor y músico francés Jean-Michel Jarre antes de su concierto en la bahía de Mónaco tras la boda civil del 1 de julio.REUTERS/Jean-Paul Pelissier
La boda es la primera de un príncipe gobernante de Mónaco desde que su padre, el príncipe Rainiero III, se casó con la estrella de Hollywood Grace Kelly en 1956, y se celebra dos meses después de la boda real británica entre el príncipe William y Catalina Middleton.
La esperada boda principesca vuelve a poner en el centro de atención al pequeño principado construido sobre la imagen de un lujoso cuento de hadas, con casinos y rápidos coches, y su antigua Casa de los Grimaldi, cuya familia ha gobernado desde 1297.
Alberto II, gobernante de Mónaco, de 53 años, se casará con Charlene Wittstock, de 33 años, en una ceremonia religiosa prevista para las 5 de la tarde (15:00 GMT). La pareja se casó el viernes en una ceremonia civil más privada en el Salón del Trono.
Lujosas sillas rojas y doradas en el patio del palacio esperaban a unos 3.500 invitados, incluyendo jefes de estado. Además se instalaron unas gradas para acomodar a los miles de personas más que se esperan en la ciudad estado rodeada, en tres de sus lados por Francia.
"Me alegra que el príncipe de Mónaco haya elegido a una sudafricana como yo", dijo Danielle Dourden, una turista que viajó desde el este de Francia para animar a la pareja.
Hogar del Gran Premio de Montecarlo de Formula 1, Mónaco sigue estando considerado el lugar de recreo de muchos ricos: sus habitantes no pagan impuestos sobre la renta o la propiedad, y los yates se amontonan por docenas en el puerto.
Pero la tragedia y el escándalo, incluyendo la pasada confesión de Alberto de que es padre de dos hijos ilegítimos, han ido reduciendo su mística a lo largo de los años.
El hijo del príncipe Rainiero III y Kelly -- que como princesa lideró una era de glamur en la pequeña ciudad-estado hasta que murió en un accidente de coche en 1982 con su hija pequeña Estefanía - conoció a Wittstock mientras presidía una competición de natación en 2000.
Wittstock, cuya apariencia crea comparaciones con la de Kelly, es una ex campeona nacional de natación de clase media que se retiró de la competición en 2007.
A pocos días de la boda, los rumores de descontento amenazaron con estropear la celebración. El Palacio negó rotundamente una noticia en la publicación semanal francesa L'Express acerca de que Wittstock intentó escapar de la ciudad en un vuelo a Sudáfrica y que se necesitó una "infinita persuasión" por parte del príncipe y de su séquito para hacerla cambiar de opinión.
La boda, culminación de meses de cuidadosa preparación, ha generado el entusiasmo de 8.000 monegascos que cuentan con la nacionalidad del estado independiente más pequeño del mundo, después de Ciudad del Vaticano.
Conciertos gratuitos del grupo The Eagles y de la estrella del pop francés Jean Michel Jarre precedieron la boda del sábado. Fuegos artificiales culminarán la cena oficial del célebre chef Alain Ducasse y el baile posterior.
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