MADRID (Reuters) - El líder del principal partido de la oposición, Mariano Rajoy, se considera moderado dentro del Partido Popular, pero está preparado para aplicar una terapia de choque a la economía si gana las elecciones generales adelantadas para noviembre
Las encuestas muestran que el político de 56 años, padre de dos niños, ganará las elecciones convocadas para el 20 de noviembre después de siete años en la oposición.
Rajoy anticipa protestas y huelgas en su primer año en el cargo, según fuentes del Partido Popular, pero está decidido a que no den al traste con las reformas con las que quiere evitar que España se convierta en la próxima víctima de la crisis de deuda de la zona euro.
"El adelanto electoral es lo que la mayoría de los españoles deseaba desde hace mucho tiempo (...) y son el impulso necesario para salir de la grave situación en la que nos encontramos", dijo en una rueda de prensa el viernes después de que el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, adelantara unos comicios previstos inicialmente para marzo de 2012.
El desempleo del 20,9 por ciento - el mayor de la zona euro - y estrictas medidas de austeridad impuestas para alejar los temores de los inversores sobre los niveles de deuda en España han desplomado los niveles de popularidad de Zapatero, y el PP tiene una ventaja de 7 puntos sobre el PSOE, según la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas.
Rajoy, aficionado al ciclismo y al tenis, se ve a sí mismo como un moderado en un partido cuya imagen está a menudo dominada por políticos muy conservadores estrechamente vinculados con el pro estadounidense ex presidente del Gobierno José María Aznar.
Pero aplicará un "plan de choque" económico si gana las elecciones generales, incluyendo estrictos límites de gasto y deuda a las 17 comunidades autónomas, según han dicho destacados asesores suyos a Reuters.
Rajoy, natural de Galicia, ocupó cuatro puestos ministeriales con Aznar y, de no haber sido por los atentados por parte de extremistas islámicos contra trenes de cercanías de Madrid tres días antes de las elecciones generales de 2004, probablemente hubiera sido presidente del Gobierno.
En 2004, el Gobierno saliente de Aznar, que había elegido personalmente a Rajoy meses antes para liderar al PP, atribuyó erróneamente a ETA los atentados del 11 de marzo.
Esa afirmación llevó a una victoria sorpresa de los socialistas, que ganaron un segundo mandato en 2008 antes de que la peor recesión que golpeaba a España en medio siglo destruyera empleos y recortara drásticamente los precios inmobiliarios.
En su lugar, se ha encontrado liderando la oposición ante los socialistas de José Luis Rodríguez Zapatero, y observando desde bastidores cómo España era arrastrada hacia una crisis de deuda que engullía a la zona euro.
Su implacable actitud crítica hacia el Gobierno le ha dado una imagen pública adusta, y las mayores críticas en su contra han venido por lo que algunos han calificado como falta de liderazgo y firmeza dentro de su partido. Además, pese al revés sufrido por los líderes socialistas en los índices de popularidad, Rajoy sigue sin destacar ni conseguir una buena valoración en los sondeos de opinión.
/Por Sonya Dowsett/
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