El Joaquín Sabina que no muestran las búsquedas de Google es el que si se revela en el libro Pongamos que hablo de Joaquin (Ediciones B), escrito por un tocayo del cantautor: Joaquín Carbonell, periodista, cantautor y cómplice de alguna que otra correría musical y festiva de Sabina.
El biógrafo reconoce que sigue sin entender del todo a su amigo, pese a haber reunido 500 páginas de testimonios biográficos en torno a él. Apuesta, eso sí, que aún está por llegar su "gran disco".
Pongamos que hablo de Joaquín (Ediciones B) es el título de esta obra, en la que el autor huye "de las biografías al uso" y de cuanto pueda encontrarse en Google.
"Es mucho más interesante contar con un chófer, una secretaria o el amigo que ha vivido con él en Londres. Te van a hablar desde la sinceridad y la convivencia doméstica", dijo Carbonell en una entrevista publicada por Efe y replicada en el sitio 20minutos.es
El periodista, que conoció al autor de Vinagre y rosas (2009) durante un concierto en 1978, revive las veladas interminables de música y cachondeo en La Mandrágora en Madrid, y cuenta sobre él que es un personaje "poliédrico", difícil de entender y dotado de un enorme atractivo.
"En Londres, donde no era nadie, dicen que ya fascinaba. Era un tipo que tenía 5 libras para pasar el día y en vez de coger el autobús, pillaba un taxi y se las gastaba. Esa actitud es de artista, de ese artista que nada en la pobreza", argumenta.
Carbonell va más allá y define a su amigo como "un encantador de serpientes", con un poder de seducción similar al que tenían Felipe González o Adolfo Suárez, capaz de "polarizar y atraer a la gente".
"Los abduce y así deja en el camino gente herida sentimentalmente", añade. De hecho, sobre su faceta como amigo, Carbonell cuenta que, "cuando está aquí, eres el único para él y te da besos con lengua. Pero cuando se marcha, tardas tres años en volver a hablar con él", por lo que el escritor concluye que "parece que no necesita a la gente tanto como la gente a él".
A través de diferentes testimonios de gente cercana a Sabina, como Javier Krahe, el autor perfila a un artista "que no se mueve por el dinero, sino por hacer canciones y escribir", algo a lo que dedica todo su tiempo. Descubre también a un aspirante a profesor de Literatura que pasó a vivir de la canción de autor más guerrera y que, tras volver del exilio, se volcó en un tono más intimista. Carbonell, el primer periodista en España que le dedicó una página entera, en 1982, vio un artista "gracioso y ocurrente, insólito para el panorama tan sombrío de entonces".
"Las mujeres lo han vuelto loco"
Su relación con las mujeres ocupa una parte importante de la obra. "Hay mujeres que le han vuelto loco, como Sonia Tena, con la que vivió una relación loca y apasionada. Ha vivido muy al límite con todas, vive para ellas y son un eslabón fundamental", dice.
Para Carbonell, que subraya la sinceridad del cantante y dice que "es el único que canta lo que vive y vive como canta", el mejor Joaquín es "el abandonado por las mujeres, el dolido", y pone como ejemplo discos como Física y química (1992), Esta boca es mía (1994) y 19 días y 500 noches (1999).
Pese a que su vida está marcada desde hace años por la estabilidad junto a Jimena Coronado, el autor apuesta por que aún está por llegar "el gran disco" de Sabina, el más "deslumbrante".
"Pero para eso se tiene que desnudar de cuerpo y alma, quedarse solo, echar a la gente y contar qué ha sido su vida hasta ahora. Tendría que aislarse del ruido mediático", considera Carbonell.
Fuente: 20minutos.es/Efe
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