martes, 28 de junio de 2011

El plan de reestructuración de Grecia es sólo un recurso provisional

Algunos lo han comparado con el plan Brady que ayudó a poner fin a la crisis de deuda de Latinoamérica de los años 80. El plan tiene algunos aspectos positivos, especialmente para los acreedores. Pero no está claro que ayude a Grecia, y aún podría caer víctima de las agencias de ráting.
Según se ha planteado, los bancos canjearían el 50% de su exposición por nueva deuda griega a 30 años y un 20% por bonos europeos de alta calidad y con un cupón cero que se revalorizarán con el tiempo, lo que proporciona garantías frente a un futuro impago heleno. Esto ayudaría a cubrir el problema de financiación que afronta Grecia y cuya solución obstaculizan los gobiernos.
Para los bancos, el acuerdo tiene cierto atractivo: la entidades crediticias recuperarían el 50% de su exposición a Grecia –tal vez un resultado mejor del que sufrirían en caso de impago–. Entonces, podrían obtener beneficios tanto sobre sus nuevos valores con ráting AAA como sobre los bonos griegos, especialmente si los pagos de intereses se vinculan, como se ha sugerido, al crecimiento del producto interior bruto. Pero está lejos de ser un acuerdo Brady, bajo el que el prestatario ofrecía bonos respaldados por títulos del Tesoro de EEUU, lo que les daba mayor atractivo; en este caso, los prestamistas pagan por su propio seguro.
Y para Grecia, el atractivo está menos claro. A diferencia del plan Brady, que implicaba la reducción de la deuda –una de las opciones bajo la versión mexicana del acuerdo, por ejemplo, fue cambiar los préstamos por bonos por valor de un 65% de la suma pendiente–, la propuesta francesa no reduce la carga de deuda del país heleno.
Peor aún, las agencias de ráting todavía podrían calificar esta reestructuración de impago, planteando dudas sobre si la deuda griega serviría como colateral para el Banco Central Europeo. Otro giro del BCE en torno a sus normas sobre las garantías dañaría su credibilidad.
En última instancia, este plan parece ser otra cortina de humo de la eurozona creada en respuesta a la política: la determinación de Alemania a que los acreedores del sector privado compartan la carga. En consecuencia, es probable que de haber un respiro, sea breve.
Lea el artículo original publicado en The Wall Street Journal Europe Greek Rollover Plan Just a Stopgap
Más información en www.europe.wsj.com

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