MATÍAS CASTRO
Cuando en la columna de este sábado hablé sobre cómo Twitter ha agregado una nueva forma de medición de la popularidad de algunas figuras, di el ejemplo de Wanda Nara. La argentina se mantiene muy activa en esta red social, actualizando permanentemente lo que va haciendo en su vida diaria. El Twitter le permitió, por sobre todas las cosas, volver a los picos mediáticos en los que no estaba desde hacía un par de años. Esto ocurrió cuando hace cosa de un mes tuvo un cruce de mensajes un tanto conventillero con (la también ex vedette reconvertida en madre) Evangelina Anderson. No necesitaron de la televisión para tener una buena disputa, aunque ciertamente la pantalla chica y las revistas del chisme luego se hicieron eco de esto.
Esa fue la previa a la entrada de Wanda a la competencia Bailando 2011. Según dijo hace algunos días su marido, el futbolista Maxi López, está muy celoso de su participación allí, "pero se la banca". Tiene que bancarla, obligatoriamente. Ella misma lo aclaró: "Ese es uno de los temas por los cuales dudé en estar, veremos cómo lo lleva. Igual, él me conoció así y lo entiende".
Si uno se casa con alguien con una carrera como la de ella, no puede esperar vivir con una monja ni con un ama de casa conservadora. Es como dice el viejo dicho: si se compra una bolsa de arroz no hay que esperar chocolates adentro sino granos de arroz. La pelea que tuvo con Evangelina Anderson demostró que, a pesar de su maternidad y de su tiempo de matrimonio, su espíritu de vedette mediática sigue ahí latente. Solo faltaba la excusa y el medio para que saliera a relucir.
Lo de Twitter sonó más por la repercusión mediática que tuvo su intercambio de frases con Anderson que por el impacto en el público. El golpe de verdad fue a través de la televisión, cuando algunos programas hablaron sobre la pelea. A pesar de las redes sociales, en esto del chisme la Tv sigue pesando mucho. Vermos qué hace Wanda en Bailando.
El País Digital
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