"Si España está solicitando ayuda extranjera y China se la quiere dar que lo digan", asegura hoy el diario Financial Times en un artículo.
Eso sí, el diario mantiene que si sólo se trata de conseguir inversión "ambas partes deben aceptar que el dinero fluirá donde se pueda obtener un buen rendimiento. El resto es política vacía".
Así de contundente se muestra Financial Times tras la polémica protagonizada la semana pasada por José Luis Rodríguez Zapatero en su viaje a China. Durante la visita Wen Jiabao, primer ministro de China, dijo que España era "el mejor amigo de China en Europa". Y el equipo de Zapatero aseguró que el presidente había acordado con China Investment Corp (CIC), un gran fondo soberano, una inversión de 9.000 millones de euros en España.
Pero al día siguiente, el fondo negó cualquier plan concreto y el Gobierno español tuvo que confesar a un "error de comunicación".
Según Financial Times, "hay lecciones para ambas partes en este episodio vergonzoso.
"Desde las profundidades de la crisis financiera mundial en 2008, los gobiernos occidentales y los banqueros se han humillado ante los nuevos ricos "emergentes" en busca de dinero en efectivo para apuntalar las instituciones financieras y, en el caso de las economías de la zona euro más débiles, como Portugal y España, en la búsqueda de compradores para sus bonos soberanos", explica el artículo.
"Sin embargo, todos los líderes occidentales deben ser conscientes de la historia incómoda de dichas inversiones. Algunos han sido motivados por la geopolítica y otros por consideraciones financieras. Pero los fondos de inversión a veces han sufrido pérdidas dolorosas después de aceptar a toda prisa comprar participaciones en bancos occidentales desde 2008", añade.
En este sentido, Financial Times pone varios ejemplos. Temasek, la agencia de inversiones del estado Mexicano, estimó una pérdida de entre 2.300 y 4.600 millones de dólares cuando vendió su participación en Bank of America en 2009, mientras que a GIC (la sociedad de inversión del Gobierno de Singapur) una gran inversión en obligaciones convertibles de UBS le dejó el año pasado en la enfermería.
Por ello, el diario asegura que "a partir de ahora, es poco probable que la amistad tenga algo que ver con las inversiones. Si las cajas de ahorros españolas se sanean, a continuación, los inversores privados y los fondos soberanos invertirán en ellas para obtener un beneficio, independientemente de las relaciones gubernamentales entre España y China, Singapur, o Qatar".
"Lo mismo puede decirse de la deuda soberana, un mercado en el que China ya es un jugador importante. Si Madrid recorta el déficit presupuestario y hace que la economía de España sea más competitiva, a continuación, los inversores de todo tipo comprarán bonos españoles. Si no es así, incluso el más cordial administrador de fondos de China o Qatar se mantendrá al margen, independientemente de las expresiones oficiales de bondaz", sentencia el artículo.
Por su parte, "naciones como China -cuyo excedente de riqueza convierte en el socio dominante en la mayoría de las relaciones financieras bilaterales- deben aprender a no decirle a los visitantes obsesionados lo que quieren escuchar, por temor a ser mal interpretados y causar decepción", concluye.
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