lunes, 11 de octubre de 2010

THE WALL STREET JOURNAL--Estados Unidos aumentará la presión sobre China

La debilidad de la moneda china sigue siendo el asunto más relevante; el Tesoro divulgará el viernes un informe sobre el yuan



Por Bob Davis

Washington — Estados Unidos intentará intensificar la presión sobre China respecto a su política cambiaria luego de que una reunión durante el fin de semana del Fondo Monetario Internacional (FMI) no produjera un acuerdo sobre los movimientos globales de las monedas.

Un funcionario estadounidense dijo que la administración Obama estaba satisfecha por haber puesto la política cambiaria de China en el centro de las discusiones de la asamblea anual del FMI y siente que Beijing ha estado respondiendo durante el último mes a los esfuerzos de EE.UU. por impulsar el valor del yuan a un ritmo más acelerado. Pero el funcionario dijo que se necesitaba más presión para evitar que China reincida en subvaluar su moneda.

EE.UU., países europeos y una serie de mercados emergentes se quejan de que China está subvaluando deliberadamente su yuan para ayudar a sus exportadores. Para competir, Corea del Sur, Japón, Brasil y otros han tomado medidas para bajar también el valor de sus divisas, generando temores de que estos esfuerzos podrían presagiar una guerra comercial. Los funcionarios chinos asumieron un rol mucho más visible en las reuniones del FMI de lo que es habitual, presentando sus argumentos en conferencias de prensa, discursos y seminarios públicos. Trataron de reducir las tensiones, pero fueron cuidadosos en no ir más allá de la política de Beijing de que se debe esperar una "gradual" alza del yuan, aunque no especificaron qué consideran gradual.

El domingo pasado, el gobernador del banco central de China, Zhou Xiaochuan, dijo que si su país puede mantener la inflación baja y la economía estable "entonces la moneda se volverá cada vez más fuerte". Pero advirtió que no se deben esperar cambios inmediatos y comparó la política aplicada a un doctor chino que utiliza un paquete de diez hierbas para curar una enfermedad. "Soluciona el problema no de la noche a la mañana sino en uno o dos meses", dijo provocando risas en una reunión de la asociación de banqueros Instituto de Finanzas Internacionales.

EE.UU. concentrará su atención en la cumbre de líderes del Grupo de los 20 países industrializados y en desarrollo que tendrá lugar en Seúl en noviembre. La administración Obama está apostando a que China tome alguna decisión respecto a su moneda antes de ese momento, como forma de evitar que su política cambiaria domine la discusiones en el encuentro y los negociadores surcoreanos están intentando convencer a China de que haga exactamente eso.

Poco antes de la última cumbre del G-20 de Toronto en junio, Beijing aceptó mostrar "flexibilidad" en su política cambiaria, terminando con dos años durante los cuales el yuan estuvo atado estrechamente al dólar.

Sin embargo, China apenas hizo subir su moneda, lo que produjo otra ronda de presión estadounidense, incluyendo una visita el 6 de septiembre a Beijing por parte de asesor económico de la Casa Blanca, Lawrence Summers. Desde entonces, el valor del yuan ha subido alrededor de un 2% frente al dólar, un ritmo que el funcionario estadounidense dijo que era alentador aunque EE.UU. quiere aún más movimiento.

"Es crítico que se vea más progreso por parte de los principales países emergentes hacia un manejo de la política cambiaria más flexible y orientada por el mercado", dijo el secretario del Tesoro Timothy Geithner en una sesión el sábado pasado. El comentario fue claramente dirigido a China.

EE.UU. tiene otros instrumentos de presión pero se muestra renuente a utilizar algunos de ellos. El más destacado es el reporte semianual que el Departamento del Tesoro tiene que divulgar el viernes examinando si los tipos de cambio —incluyendo el de China— están siendo "manipulados".

Geithner ha testificado ante el Congreso que si se establece en el informe que ha existido una manipulación podría ser algo contraproducente. Una consideración así, bajo una ley comercial de 1988, simplemente requiere a EE.UU. que negocie con Beijing, algo que ya está haciendo y podría exponer a las compañías del país norteamericano a represalias del gobierno chino.

En abril, el Tesoro demoró el informe, dando a China más tiempo para cambiar su política y posteriormente le dio una nota aprobatoria luego de que dijera que permitiría más flexibilidad.

Aún así, dar a China una aprobación en el próximo informe podría causar problemas políticos en un momento en que el país asiático se ha transformado en un asunto muy importante en la campaña electoral en curso en EE.UU. Esto sería un argumento para que el Tesoro postergara la divulgación de las conclusiones del informe como ha hecho en el pasado tanto bajo administraciones demócratas como republicanas. Geithner ha dicho a los legisladores que el informe se divulgará de una manera "oportuna" y no se comprometió más específicamente.

Dos propuestas que Estados Unidos llevó a la asamblea del FMI no tuvieron apoyo. En una conversación previa a la asamblea, Geithner sugirió que China podría querer impulsar su moneda si otros países asiáticos hacían lo mismo, en una especie de acuerdo regional. De esa forma, ningún país obtendría una ventaja competitiva.

Pero durante un seminario del FMI, Yi Gang, vice gobernador del banco central de China, calificó de "muy improbable" un acuerdo así.

Geithner también sostuvo que el poder de China y su rol en el FMI debería estar vinculado a su voluntad de mover su moneda. Esta posición obtuvo el respaldo del director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, pero de pocos más. "Nadie está ligando esto", dijo el ministro egipcio de Finanzas, Youssef Boutros-Ghali, que preside el comité de diseño de políticas y que está coordinando una modificación de la estructura de votación en el organismo.

1 comentario:

DanielViglione dijo...

Buena parte de la marcha de la economía global se sintetiza en esta lucha. Central para la recuperación o no de las principales economías del Mundo, y por arrastre de los emergentes.
Daniel Viglione