sábado, 23 de julio de 2016

Italia corre riesgo crisis sistémica banca, con peligro de estallido social

Entrevista de ABC a Marcello Messori, director del Centro de Estudios de Economía y de Política Europea University de Roma, prestigioso profesor, con un pasado en el MIT americano, experto en banca, moneda, sociedades y Unión Europea.

-Italia negocia con la Unión Europea una salida a la crisis de sus bancos. ¿Cuál es la gravedad real del sistema bancario italiano?

-Al final del pasado año, los créditos deteriorados eran 360.000 millones de euros, en bruto, cifra que ha tenido un incremento en este año. Los bancos italianos tienen una cobertura de esos créditos que es del 40-45 %, de media. Esto quiere decir que inscriben los préstamos en sus balances a un precio muy inferior al nominal, pero muy superior al precio al que lograrían vender en el breve periodo esos créditos a potenciales compradores internacionales especializados. Es decir, el precio del mercado sería inferior a la mitad del valor que los bancos han inscrito los créditos deteriorados en sus balances.

-El BCE exige, por ejemplo, al Banco Monte dei Paschi di Siena, reducir en 10.000 millones sus créditos deteriorados. ¿Qué peligros hay para los bancos si no se deshace de créditos tóxicos?

-El problema es que si no se deshacen de esos créditos, tendrían una operatividad muy reducida. Pero si los venden -a los precios que quiere el mercado-, los bancos sufrirían unas pérdidas que harían inadecuada la capitalización del sistema bancario italiano. Para que los bancos italianos se queden en la media europea de préstamos deteriorados, necesitarían una recapitalización de unos 40.000 millones de euros.

-¿Está el sistema bancario italiano en condiciones de afrontar esa recapitalización sin ayudas?

-Pensar que podría hacer esa recapitalización en operaciones de mercado me parece muy problemático. El problema, no solo italiano, sino en general del sistema bancario europeo, es que la rentabilidad de la banca es muy baja. Por eso, no es atractiva la recapitalización para el mercado, y menos aún en Italia, porque la rentabilidad es más baja de la media europea.

-¿Por qué se ha llegado a esta situación, en particular a tal montaña de créditos deteriorados?

-La fragilidad del sistema bancario italiano descuenta la economía real del aparato productivo italiano. Antes de la crisis, entre el 2000 y 2007, los bancos concedieron ingentes financiaciones a la economía real, pero no lo hizo de manera eficiente ni premió a las mejores empresas. Hubo clientelismo y falta de vigilancia. Si se combinan estos factores, mala concesión de créditos, baja rentabilidad, tipos de interés negativos y el peso que tienen en los bancos italianos los títulos de deuda pública, la fragilidad resulta evidente.

-¿Por qué los diferentes gobiernos italianos no recurrieron a ayudas públicas, como hicieron otros países, caso de España, para salvar a sus bancos? Cuando estaban ya en dificultades, los gobernantes aseguran que eran de los más seguros de Europa…

-Antes de la crisis, la banca italiana estaba bien, porque tenía una especialización muy tradicional, sin títulos complejos. Pero cuando estalló la crisis, estaba mal preparada: Había ampliado muchísimo las sucursales –hay quien dice que hay más que pizzerías-. En el 2012, el problema de Italia era tener que mostrar que su deuda pública era sostenible. Mario Monti pensó que Italia no podría permitirse una intervención como la de España, porque hubiera pesado sobre la deuda pública. Hoy pagamos las consecuencias. La deuda pública italiana es uno de los problemas europeos, si no el principal. (La deuda pública e Italia alcanza los 2,3 billones de euros, el equivalente al 132 del PIB).

-¿En el sistema bancario italiano existe riesgo sistémico?

-El sistema bancario incorpora un riesgo sistémico elevado, lo que podría ser un factor grave de inestabilidad, en primer lugar, para el sector italiano. Hay probabilidad de que las dificultades de algunos bancos se transmita al entero sector bancario italiano. Y si la inestabilidad fuera grande, tendría un efecto de contagio sobre el sector bancario europeo.

-Para evitar ese riesgo de inestabilidad, en Italia y en los mercados se apuesta en que a Italia se le permitirá utilizar ayudas públicas para salvar a sus bancos. ¿Cuál es su opinión?

-Yo soy más escéptico. Es verdad que las normas europeas prevén actualmente la posibilidad de una ayuda de Estado, en caso de inestabilidad, permitiendo salvar al pequeño ahorrador, con la suspensión del bail-in. Pero yo encuentro una contradicción: Por una parte, se pide aplicar las reglas de ayuda de Estado que tutelan a los ahorradores en presencia de un riesgo sistémico, pero al mismo tiempo se niega oficialmente la existencia de un riesgo sistémico, que en todo caso se centraría en pocos bancos o en uno solo (Monte dei Paschi di Siena). Yo creo que se debe recorrer el camino de que existe un riesgo sistémico para el sector bancario italiano y, con esta base, se pueden diseñar ayudas de Estado, a las que deberían poder acceder todos los bancos. Porque si la operación se concentra en una o en muy pocas bancas, entonces no existe la justificación de riesgo sistémico. Y en este caso, debería verse afectado el sector privado, los obligacionistas.

-Usted calcula que las familias italianas tienen entre el 10-12 % de las obligaciones que sacaban al mercado los bancos para financiarse. Esto supone un porcentaje de pequeños ahorradores “pillados”, sin parangón en Europa. ¿Hay riesgo de estallido social si ahora sufrieran pérdidas por salvar a los bancos?

-Sí. Cualquier intervención pública para salvar los bancos, en la que también tuvieran que participar los obligacionistas –salvo que se suspenda el bail in-, supondría un problema social relevante. Lo hemos visto con los cuatro bancos salvados en noviembre del 2015 (Banca Marche, Carife, Carichieti y Banca Etruria, en los que miles de pequeños ahorradores perdieron dinero). Los cuatro pesaban solo el 1 % en los pasivos del sector bancario. Solo Monte dei Pachi di Siena –tercera banca del país- es mucho más importante que esos cuatro bancos juntos. El problema social es evidente.

-En Europa se dice que la banca italiana es el anillo débil del sistema bancario europeo. El primer ministro, Matteo Renzi, responde que el verdadero problema son los derivados y ataca a Alemania, especialmente por la situación de Deutsche Bank. ¿Hasta qué punto es grave este problema?

-Buena parte del sistema bancario europeo tiene vulnerabilidad. Por ejemplo, el sistema bancario portugués y el irlandés tienen un buen porcentaje de créditos problemáticos. El alemán tiene problemas estructurales de debilidad, en un cierto sentido similares a los de Italia, porque tiene un alto número de bancos y sucursales, con baja rentabilidad. La diferencia con Italia consiste en el hecho de que los grandes bancos alemanes no tienen tantos problemas sobre los créditos deteriorados sino sobre títulos complejos, opacos –derivados-. Pero, aunque es verdad que esto es un problema, estos títulos tienen un mercado en el que son negociables; los derivados pueden determinar pérdidas, pero se pueden gestionar en el mercado. El problema de los créditos deteriorados es que es necesario construir un mercado, porque no son negociables como los derivados. Esta es la diferencia, lo cual pesa en los balances.

-Después del Brexit algunos pensaron que era una oportunidad para relanzar la Unión Europea, pero hoy Europa parece paralizada y los populismos están produciendo una involución en la UE. ¿Cree que hay posibilidad para un relanzamiento de la UE?

-Con los datos que vemos cada día, dígame usted si ve posible un relanzamiento.

-Parece que no.

-Usted mismo se ha dado la respuesta, con la que coincido.

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