sábado, 21 de mayo de 2016

¿Dólar retrasado en Argentina?/ por Santiago Urquiza

¿Qué debe ocurrir en Argentina para poder llegar a ser simplemente un país “normal"?


Santiago Urquiza @usamdp
Por Santiago Urquiza/ @usamdp // Una de las cuestiones que se debaten en Argentina hoy es si el dólar está o no retrasado. En ese sentido, si miramos el impresionante saldo negativo de la balanza comercial del año pasado, más la inflación del primer semestre, existen algunos fundamentos para avalar esa hipótesis. Por otra parte, el estímulo recibido especialmente por el campo con reducción de retenciones y aumento de commodities, sumado al cambio de escenario en cuanto a la posibilidad de entrada de capitales, son argumentos que tienden a contrarrestar el primero. 

Es una discusión que daría para largo. De tal forma, prefiero centrarme en si el gobierno estuvo o no acertado en ir por una vía gradualista y haber evitado una devaluación de shock en el inicio de su gestión. Quisiera responder al interrogante si insistiremos hoy en defender que la forma de favorecer la competitividad de la industria nacional es sostener el dólar caro. ¿Será que el falso proteccionismo “K” favoreció la innovación y la mejora tecnológica? ¿Creemos en el desarrollo por vía de las factorías ensambladores fueguinas? Porque el régimen populista anterior comenzó justificando la necesidad de un dólar caro y terminó justificando la necesidad de un dólar barato.


¿Favorecerá el proteccionismo elemental del dólar caro las necesarias mejoras en competitividad y eficiencia que necesita la economía argentina? Eso nunca ocurrió, sino todo lo contrario. Como ejemplo, miremos que frente al bajo valor del dólar y los commodities en los 90, el campo se vio obligado a incorporar la siembra directa y un sin número de otras mejoras tecnológicas. Lo cual creó las condiciones del boom agro exportador durante el kirchnerismo, el famoso "viento de cola."

Lamentablemente desperdiciado por el gobierno Nac&Pop que sostenía para colmo de males, que el campo es un sector que no produce valor agregado. No hace falta señalar que de una semilla salen 500 por vía de la ingeniería genética, la biotecnología, las maquinarias de laboreo computarizadas con GPS, etc. Es difícil encontrar otro sector de ese tamaño en argentina, con mayor productividad y mayor valor agregado que el campo. Sin embargo, aún perdura en muchos la visión del campo de comienzos del siglo pasado. Recordemos que luego del desastre del 2001 el dólar se apreció tocando los $4 para luego retornar a los $2,8. No se puede decir que ese dólar fuese ya de equilibrio porque la insistencia de Lavagna en mantenerlo alto fue el origen del primer proceso inflacionario post estabilización. Lavagna se fue del gobierno kirchnerista con una inflación en torno al 10% en medio de un proceso de apreciación del tipo de cambio por vía de inflación.Dicho de otra manera, el dólar caro también es inflacionario. 

Ello dio lugar a dos hitos de la desastrosa política económica de Néstor Kirchner, a saber: empezar a manipular el INDEC para que no se disparara la deuda indexada con el CER -emitida por Lavagna- y la supuesta política de desendeudamiento que consistió en cancelar con reservas deudas con el FMI al 5% para tomar nueva deuda con el régimen Chavista a casi el 15% anual. Eso con tal queSALIERAN reservas del Banco Central para aparentar que el tipo de cambio de convertibilidad fuese más alto. De paso, Néstor y Hugo hacían jugosos negocios multimillonarios con los bonos y el dólar paralelo de la Venezuela bolivariana,que oportunamente retornaban con valijeros en Jets privados. El resultado, más inflación. Por otra parte, es necesario subrayar que ese típico péndulo argentino de bonanza y crisis que se repite periódicamente tiene como ingrediente fundamental las medidas de shock devaluatorio seguidas de periodos de lenta recuperación y agotamiento. Esos “ciclos de 10 años” de la economía argentina vienen regidos por una megadevaluación seguida de lenta apreciación hacia el reequilibrio, donde costos y salarios suben paulatinamente hasta que nos volvemos inviables. 

En mi entender ese tipo de ciclo se da porque los empresarios aprovechan la competitividad artificial del dólar alto para maximizar su renta con escasa o nula inversión o mejora tecnológica. Lo cual hace que no se preparen para cuando los costos vuelven a recuperar sus niveles en dólares. No es culpa de ellos, sólo que el cortoplacismo instalado por ese cíclico devenir no genera condiciones para que se piense en ganar competitividad por vía de la inversión en tecnología.Otro efecto de esas políticas pendulares y quizá el más relevante, es que destruyen el Largo Plazo junto con el crédito,tornándonos en un país “al contado efectivo”. Cuántos proyectos económicos y cuánta riqueza se originaría si los plazos de amortización fueses aveinte años y no a tres:Infinita.

Precisamente ésto es lo que todos los países desarrollados han entendido: la inflación destruye el largo plazo ycon ello el crédito. El horizonte en el largo plazo nos permite traer al presente valor futuro. Por el contrario, los populismos cortoplacistas como el que hemos sufrido, dilapidan en el presente el valor futuro. A modo de ejemplo, pensemos en una naviera noruega. Su gerente puede realizar los cálculos del valor presente que resulta de una mejora en el diseño de sus hélices que impliquen un ahorro del 1% en combustible durante 20 años. Le dará como resultado millones de dólares. Contratará ingenieros especialistas de la universidad por varios cientos de miles de dólares para que diseñen e implementen dichos cambios. Pero eso sí, sin poner un centavo, porque habrá presentado su proyecto de mejora en un banco que se lo financiará alos mismos 20 años de plazo. 

Ha aparecido así trabajo de calidad en el presente, gracias a traer valor del futuro. Todo debido a la existencia del largo plazo. El contra ejemplo argentino es que todo el sistema financiero argentino se fondeó en la última década casi con exclusividad con recursos de la ANSES, que prestaba a pérdida al 11%anual con una inflación en torno al 30%. Incluyendo los famosos créditos del planAhora 12 (o consúmase  hoy la jubilación futura, incluso la suya). Es decir, destruyendo en el presente la jubilación y el bienestar de los futuros retirados. Tampoco nos olvidemos de los sobrecostos por un estado hipercorrupto que gestiona mal, ineficentemente y fuera de timing. Creo además que los altos precios en dólares de Argentina tienen que ver con la falta de regulación eficaz de ciertos mercados, especialmente de los monopolios y oligopolios. Los precios está muy lejos de los costos, se relacionan más con la capacidad de apropiación de renta de los diferentes sectores. No hay forma de explicar porqué en un supermercado argentino el pan es más caro que enEspaña, los fideos más que en Italia, la leche más que en Holanda, si son todas materias primas que producimos y nuestros salarios no son más altos sino a través de márgenes extraordinarios. No me hablen del tarifazo, todos hemos horneado pan con horno a gas o eléctrico.

Observemos que las góndolas de los supermercados están ocupadas por un puñado de empresas, P&G, Unilever, Mastellone, Ambev, etc. Que no se entienda que quiero más estatismo intervencionista. Pero es necesario observar las causas que nos hacen vivir bastante por debajo de nuestro potencial. Vaivenes, cortoplacismo, corrupción, falta de racionalidad en las regulaciones económicas hacen que la argentina esté más cerca del mercantilismo del siglo XVIII que del capitalismo moderno. 

Sobre llovido, mojado, haber sufrido un populismo psicopático en la última década nos sumergió más aún en esa decadencia. Pero hagamos una mega devaluación hoy y dentro de 10 años estaremos discutiendo estas mismas cuestiones. El largo plazo se construye en relativamente poco tiempo, pero no en un semestre. He visto señales que el nuevo gobierno entiende que el camino al desarrollo pasa por ampliar el horizonte garantizando futuro. La pregunta que resta responder es si ése es un valor que estemos dispuesto a sostener como sociedad.

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