sábado, 12 de diciembre de 2015

Releyendo a Armando Ribas se entiende mejor Argentina

Armando Ribas : Todos los ajustes que ha exigido el Fondo Monetario se concentran en el aumento de impuestos. La experiencia indica que aquellos que han sido ""salvados"" por sus programas de rescate financiero se estancan, o bien colapsan.

Armando P. Ribas, agosto 2004.
Tal como dijera Russ Linbaugh, la izquierda ha logrado hacer limpieza política (political cleansing) y el léxico ha sido definido y calificado por ella. Hoy, imperialismo es todo lo que hacen los Estados Unidos así como el liberalismo es el fascismo. En ese mundo etéreo de la izquierda próxima al superhombre, los nuevos Zaratustras califican y descalifican a piacere y se adueñan de la ética en su camino al poder absoluto. Los pobres, la pobreza y la igualdad son los elementos liminares de esta cruzada antiliberal que abruma a la humanidad desde tiempo inmemorial.
Durante mucho tiempo entre las Cruzadas y el Santo Oficio monopolizaron la virtud en nombre de Dios y de la fe. El fuego era el instrumento para quemar a los herejes en la tierra para evitar el ser quemados en el infierno. Con el advenimiento de la Revolución Francesa, la razón tomó el lugar de la deidad y los Comités de Salud Pública sustituyeron el fuego por la guillotina en nombre de la libertad.
En la actualidad, la Yijad rememora a las Cruzadas en busca de los herejes del imperialismo, y el terrorismo se hace más destructivo gracias a los logros de la razón que crea los instrumentos, mientras queda ausente de las mentes de los nuevos cruzados. Al mismo tiempo, los bolcheviques, que prevalecen después de la caída del muro de Berlín, practican el terror antiimperialista con el mismo tesón y vesanía en nombre de la razón en la historia. El mundo, pues, se encuentra amenazado ya fuere de pasar a la eternidad o de alcanzar el fin de la historia, armas nucleares mediante, en nombre de la fe y de la razón.
Pero más allá de los instrumentos de destrucción masiva, la lucha política en una gran parte de los países de Occidente (incluimos a América Latina, mal que le pese al Sr. Huntington) se desarrolla igualmente en nombre de la ética. O sea la virtud frente a los intereses.
LA NUEVA ARISTOCRACIA
En nombre de la democracia se crea una nueva aristocracia, que son los representantes de las mayorías y a la que ya tiempo atrás Milovan Djilas denominó la nueva clase. Sostuvo que "administraba los bienes ajenos como propios y los gastaba como ajenos". En ese proceso, hecho en virtud del amor a Dios y a los pobres, se crean más pobres, mientras la nueva clase hoy, cubierta bajo el manto sagrado de la democracia, rescata todos los principios de Marx. Este es el mundo que nos ha tocado vivir, que como bien dijera Karl Popper no es el mejor de los mundos posibles, pero indudablemente es el mejor que se haya conocido. Aparece entonces la sombra de la igualdad como el prevalecimiento de la virtud frente al interés y la generosidad sobre el egoísmo. El pretendido hombre nuevo se aposenta en instituciones democráticas y cualquier crítica a su gestión es descalificada por antidemocrática. O sea, en el léxico de la siniestra, apoderada de la res publica que convierte en cosa nostra, se es imperialista, fascista y/o contrarrevolucionario. Provista de esas antiparras siniestras, en América Latina se percibe al imperialismo americano y la democracia cubana. Pero lo más lamentable es que a esa percepción contribuye de manera manifiesta una institución internacional creada en Bretton Woods hace 50 años: el Fondo Monetario Internacional.
La función primordial de este organismo era la liberalización del comercio internacional (liberación de los movimientos de capitales, Art. VIII) y la estabilidad monetaria a fin de evitar las devaluaciones competitivas.
EL REMEDIO
Como se sabe, la crisis de la década de 1930 significó que en Estados Unidos el PBI cayera un 50% y el comercio internacional con Europa se redujo en una proporción similar. La consecuencia fue la crisis más profunda que sufriera la economía mundial y la imposibilidad de que se pagara la deuda externa de los países europeos y mucho menos las reparaciones de guerra impuestas a Alemania en Versailles. Según la interpretación, a mi juicio correcta, de Milton Friedman, una de las causas determinantes de la crisis fue la restricción monetaria decretada por la Reserva Federal que provocó la quiebra de 10.000 bancos. Al mismo tiempo la Smoot Hawley Act de 1930, por la cual el presidente Hoover elevó las tarifas arancelarias, determinó asimismo la caída del comercio internacional. Esta medida provocó el comentario siguiente del economista Seligman, refiriéndose a la deuda europea: "Si tuvieran la solvencia para pagar, ¿tendríamos la capacidad de cobrar?".
El objetivo de Bretton Woods a través del FMI y tal como lo señalan los propósitos de la creación del mismo era precisamente mantener los tipos de cambio estables, la cooperación monetaria internacional, facilitar el crecimiento del comercio internacional, liberalizar los movimientos de capitales y finalmente usar los recursos del Fondo para financiar la corrección de los desajustes en el balance de pagos. Desde todo punto de vista, estos objetivos no podían ser menos que laudables, en vista de la experiencia sufrida durante la gran depresión.
Lamentablemente, con el tiempo, los principios en que se fundara el análisis macroeconómico, basado en un criterio monetarista, quedó superado por las circunstancias. En su famoso modelo, Polak había sostenido que los problemas de pagos -llamémosle exceso de deuda- sólo se producían si se expandía el denominado crédito doméstico del Banco Central. Por el contrario, si el incremento de los gastos del Estado se financiaba con impuestos o con deuda externa no surgirían problemas de pago. En el momento en que Polak hablaba, el gasto público en Estados Unidos había alcanzado aproximadamente un 10% del PBI. La situación fue muy otra cuando el triunfo de la socialdemocracia en Europa, y del populismo en América Latina provocaron un incremento en el gasto público que sobrepasó ampliamente las posibilidades de la productividad en los respectivos países. Así lo entendió George Gilder, que especificó que el gasto público es un factor de producción y no parte del producto. Por tanto, cuando éste aumenta, en términos reales se revalúa la moneda y se pierde competitividad. Ahí está la razón por la cual en 1972 Nixon se vio obligado a romper el denominado patrón de cambio oro (en la práctica patrón dólar) y comenzó el mundo de los denominados tipos de cambio flotantes. Es decir, el FMI perdió uno de sus objetivos fundamentales que era la estabilidad de tipos de cambio.
CRASA IGNORANCIA
El problema fue que la receta del FMI ignoró el nivel del gasto público en función del déficit fiscal. Consecuentemente, todo el ajuste se basó en el aumento de los impuestos, con lo que se provocó lo que no había sido previsto por Polak: que era posible no tener déficit en el presupuesto y que se produjera una crisis de balance de pagos y, en última instancia, una crisis financiera y un descalabro económico.
En un reciente trabajo de Ana Airas, de la Heritage Foundation, se muestra que los países salvados por el FMI son los que no han crecido. Ahora bien, el resultado manifiesto de estas políticas, que alguna vez en la época de Martínez de Hoz denominé monetarismo cum estatismo, son las que han provocado las crisis recurrentes que se padecieron en el mundo en la década del "90 y particularmente la debacle argentina, multiplicada por la estupidez de la pesificación asimétrica. La izquierda nuevamente monopolizadora del léxico político ha calificado esas políticas como neoliberalismo y así en Argentina se ha demonizado con éxito a Menem.
SI LENIN VIVIERA
Pero peor aún, si Lenin viviese, le habría escrito un addendum a su Imperialismo, etapa superior del Capitalismo, que denominaría: "El FMI, el brazo armado del Imperialismo". Así, una vez más, los Estados Unidos aparecen en el rol preferido por la izquierda, que es el coloso del imperialismo representado por los funcionarios del FMI, ahora en manos de la señora Krueger.
Es sabido que ya hasta el FMI parece haberse dado cuenta de su responsabilidad, al menos en el caso argentino. Algo es algo. Pero lo importante sería que se dieran cuenta de que la culpa no le cabe a los funcionarios de turno, sino al esquema analítico que ignora el impacto deletéreo y desequilibrante del aumento del gasto público vis a vis una política monetaria restrictiva y un tipo de cambio nominal fijo.
Creo, entonces, que sería más que conveniente que Estados Unidos se decidiera a iluminar al mundo respecto a esa incongruencia, que ha sido la causante de que el fracaso de las democracias latinoamericanas se le haya pedido endilgar al denominado neoliberalismo. Si Estados Unidos usa su influencia en el FM, debe de ser para cambiar los presupuestos de dicha política y no para que se sigan financiando programas inviables. El determinante de las crisis es el incremento del gasto y éste no se puede compensar con la fijación del tipo de cambio.
Comprender y aceptar esa realidad es imprescindible no sólo para revertir los fracasos democráticos, sino para que la izquierda no pueda usar al antiimperialismo en su proyecto de cubanizar al continente.

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