viernes, 11 de septiembre de 2015

Cuatro razones que respaldan suba tasas de la Fed septiembre

Nadie puede negar que la economía estadounidense no haya vuelvo a su estado previo al año 2007. Los principales indicadores que confirman que estamos ante un crecimiento económico más lento y frágil en Estados Unidos se basan en las presiones sobre los salarios, el descenso de la tasa de participación laboral de 440 puntos básicos frente al nivel previo a la crisis y un crecimiento económico más débil del que vimos durante las últimas fases de recuperación (cuando EE.UU. podía registrar un crecimiento del PIB del 4%, incluso del 5%).

Ante lo que es posiblemente un aumento del PIB más débil de lo esperado (2% para2015-2025 frente al 3% de 2000-2007), EE.UU. se está adentrando en una forma de estancamiento económico. Este escenario no se trata únicamente de una consecuencia ante la destrucción durante la crisis de 2007 de las capacidades de producción, sino que es un fenómeno mundial.
En última instancia, la ralentización refleja el envejecimiento de la población, la caída en la productividad asociada y los cambios estructurales que remodelan la economía (la "Uberización" del mercado laboral, la automatización industrial, las innovaciones de bajo nivel sin saltos significativos...).
La política monetaria tocó techo y llegó al límite de poder manejar esta situación, por lo que nos encontramos ante el momento clave para que la política presupuestaria coja el mando. Los ajustes monetarios implican un riesgo de caída de los mercados emergentes
Los efectos en los mercados emergentes serán inevitables. Los 4 ajustes llevados a cabo en las últimas cuatro décadas fomentaron el caos entre los emergentes.
Desde la crisis de 2007, la deuda de los países emergentes en dólares estadounidenses se ha incrementado bastante con vencimientos cada vez más largos. En 2014, debían 100 mil millones de dólares en los próximos 10 años. Creemos que un movimiento de "status quo" de la Reserva Federal es muy posible que no incentive un desapalancamiento que aún no ha comenzado.
Lo que está claro es que el fin de este ciclo de deudas no se producirá sin quiebras y otras crisis financieras. Entre los países más vulnerables se encuentran aquellos que no han conseguido reducir su dependencia del crudo durante la última década, cuando los precios del petróleo se incrementaron con fuerza.
Tras la desvinculación de Kazakstán de su divisa respecto al dólar estadounidense (y la devaluación del 20%), muchos países de África, Asia y la Península Arábica podrían verse forzados a hacer lo mismo, lo que llevaría a una alta volatilidad en el mercado de divisas.
El fracaso de algunos países como Sudáfrica, Brasil, China o Turquía en este sentido no debería oscurecer el éxito (o posible éxito) de otras economías como Colombia, India, Perú, Filipinas, o incluso Polonia. Es muy probable que aquellos países que llevaron a cabo las reformas estructurales requeridas en los últimos años se adapten mejor al aumento de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal estadounidense (que probablemente será progresiva, a diferencia del ciclo anterior que comenzó en 2004).
Sin embargo, la posibilidad de una subida de los tipos en este mes de septiembre es más fuerte de lo que se cree a nivel general. No hay un momento perfecto para ajustar la política monetaria, pero sí existen diferentes argumentos que confirman que la Fed puede comenzar este mes sí así lo quiere.
4 razones que respaldan una posible subida de tipos por parte de la Fed:
1) La Fed va a alcanzar su doble mandato
Con una tasa de paro del 5,1%, la economía de EE.UU. se encuentra muy cerca del "pleno empleo" y se está preparando para entrar en su séptimo año de expansión. En concreto, el período de crecimiento actual ya es 16 meses más largo que la media desde 1945.
En lo que respecta a la inflación, la Reserva Federal está ya muy cerca de conseguir su objetivo, pues la inflación (excluyendo el petróleo y la energía) se sitúa en el 1,8%, muy cerca del objetivo del 2%.
Si tenemos en cuenta el precio del crudo, por supuesto, la inflación cae. Pero esta situación de casi deflación es un factor externo en el que el banco central tiene poca influencia y no puede ser el único factor que marque el rumbo de la política monetaria estadounidense.
2) La Fed tiene muy presente el riesgo de las "burbujas especulativas"
Aunque prevenir las burbujas especulativas no es "oficialmente" parte del doble mandato de la Reserva Federal, esta preocupación se fortalece ante la financiación de la economía. La bibliografía económica de principios del siglo anterior subraya la necesidad de que los bancos centrales incluyan el precio de los activos financieros y bienes raíces para poder tener una perspectiva más amplia de la inflación real.
Las burbujas especulativas recientes en acciones y bienes raíces en varios países industrializados confirman esta necesidad.
En EE.UU., parece que se vuelven a acercar los excesos que llevaron a la crisis de 2007.Muchos precios del mercado de acciones se desconectan de los balances de las compañías y los que compran por primera vez pueden pedir un préstamo del 97% del valor de propiedad que pretenden comprar. Volver a una política monetaria más ortodoxa tiene peligros muy claros, pero el primer beneficio sería un retorno "real" del valor al dinero.
3) Condiciones crediticias que permanecerán fuertemente flexibles
Incluso si la coordinación de políticas monetarias entre los principales bancos centrales del mundo es solo una ilusión, creemos que sí existe hasta cierto punto. Para muestra un botón: podemos verlos en la decisión que tomó el Banco Nacional de Suiza de renunciar a su capitalización de tres años del valor del franco suizo el pasado mes de enero, tan solo unos días antes del anuncio oficial del programa de relajación cuantitativa del Banco Central Europeo. (BCE)
Si la Reserva Federal aumentara los tipos de interés en septiembre, continuará la impresión monetaria a nivel mundial. El ajuste en EE.UU. será muy gradual. Del mismo modo, el BCE no debería elevar los tipos, al menos hasta finales del próximo años, y el Banco de Japón se encuentra en medio de un proceso similar que no pretende dar por terminado al menos a corto plazo.
4) La Fed se juega su credibilidad
Un aumento de los tipos de interés en este mes de septiembre ha estado entre las apuestas de gran parte del consenso del mercado durante bastantes meses y ha llevado a que se reorganicen las carteras de inversión dando prioridad a activos denominados en dólares estadounidenses desde la primavera pasada. Si la Fed diera un paso hacia atrás podría dañar su credibilidad, la estrategia de orientación prospectiva introducida en 2008, respaldaría la idea de que la agitación del mercado marca sus decisiones.
Desde el caso del franco suizo a principios del 2015, la credibilidad de los bancos centrales se ha visto muy afectada. Por lo tanto, posponer la subida de los tipos podría enturbiar el mensaje del banco central estadounidense.
Si la Reserva Federal decidiera apegarse al status quo este mes, quizás por la situación de China, es difícil ver cómo el repunte de los tipos de interés podría esperar hasta fin de año. La Fed se quedaría rápidamente sin argumentos válidos para justificar el cambio de la estrategia.
Christopher Dembik, analista financiero de Saxo Bank

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