La compra de un vehículo está entre la segunda y tercera decisión de consumo más importante en la vida de una persona o unidad familiar. No tanto en lo que representa como necesidad, pero sí en cuanto al esfuerzo financiero que supone.
A pesar de que es sabido por todos que la compra de coche y especialmente nuevo, supone una de las peores decisiones de consumo por la rápida pérdida de valor, es una de las compras que peor realizamos en general desde el punto de vista económico y de planificación financiera.
Sin entrar a valorar que las financiaciones de los concesionarios son completamente opacas y engañosas, que los vendedores no dominan el tema financiero mintiendo más que hablando y que el plan PIVE tributa en el IRPF, resulta que lo que más nos preocupa es si es mejor motor diésel o gasolina.
Vaya por delante que a lo mejor el que escribe comete los mismos o peores errores a la hora de comprar un coche que cualquier otro, ahora verás por qué, pero por eso con lo que te voy a contar a lo mejor te lo piensas una y dos veces antes de tomar tú, la decisión de compra de tu próximo coche.
Si te pones a ver coches de segunda mano, realmente te preocupa tu bolsillo. Porque posiblemente hagas compras más optimizadas financieramente, independientemente del tipo de motorización que lleve el coche que te quieres comprar.
Pero cuando buscas comprar un coche nuevo, valoras otras cosas, como la marca, el diseño, las prestaciones y el equipamiento. Hacemos un acto ridículo preocupándonos por las emisiones de Co2, el consumo medio o la diferencia de precio entre la versión diésel y gasolina. Si se te mete entre ceja y ceja los cuatro aritos de Audi, no hay mucho que hacer.
Luego está la versión listillo de comprar un coche de gama media o alta gama, afectándolo a una actividad, o comprándolo a través de una empresa para deducir impuestos. Para empezar te vas a deducir la mitad del IVA y parte del valor del coche te lo vas a tener que imputar como retribución en especie. Quizá si acaso, el renting salga un poco mejor, pero entonces ya te va a dar igual si es mejor motor diésel o gasolina. Y lo hagas como lo hagas, la rebaja en impuesto de sociedades no es tan grande y te expones a ponerte en el foco de la Agencia Tributaria. Tú mismo.
Yendo al asunto, la realidad en España es que un 30% de las compras se hacen de forma incorrecta al escoger motorizaciones que nunca se van a amortizar. Dos tercios de las compras se decantan por el diésel, bajo el argumento de que es un combustible más barato. O de que así no se cala.
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