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Mi anticipo confimado: Daniel Viglione |
Un euro a cambio de un dólar. No es un mal sueño ni una quimera sino una posibilidad muy real. La paridad euro/dólar podría estar a la vuelta de la esquina por culpa de todos los vaivenes que sacuden a la moneda única. Desde el punto de vista fundamental, todo sigue igual o peor. Y desde el punto de vista técnico, los analistas ya están identificando una figura de Hombro-Cabeza-Hombro en gráficos mensuales cuya proyección es en 1,05 dólares. Prácticamente la paridad contra el billete verde.
Según explica Miguel Ángel Rodríguez, analista asociado de X Trade Brokers, el aspecto del euro no ha mejorado mucho, ni por técnico ni por fundamentales. Así, a pesar de que la moneda única ha respirado ligeramente tras los comentarios de la UE sobre la necesidad de una unión bancaria o las encuestas en Grecia que dan una mayor opción de gobierno a los partidos pro-rescate, lo cierto es que se debe entender como un rebote temporal. Pero todas las dudas se mantienen abiertas y la inestabilidad seguirá.
De hecho, este experto prevé una corrección en primer lugar hasta los 1,20 euros, lo que podría verse poco después de las elecciones en Grecia el próximo 17 de junio. Como zonas de soporte estaría el rango comprendido entre los 1,1880 y los 1,2150 dólares. Pero más interesante que esto son las lecturas de los gráficos mensuales. "Es otro escenario más grave donde tienes una figura de Hombro-Cabeza-Hombro con implicaciones bajistas", según comenta este experto. "Es muy clara y el objetivo son los 1,05 dólares". (ver gráfico)
La idea de un euro cada vez más bajo forma ya parte habitual de los escenarios manejados por los analistas. "Puede caer más, quizás incluso por debajo de los 1,20 dólares. La cuestión es si las presiones sobre el euro terminarán por convertirse en una espiral bajista", apunta Jane Foley, analista de divisas de Rabobank.
No obstante, en este viaje hacia el purgatorio que se le presenta al euro, tampoco cabe descartar algún repunte puntual. El castigo acumulado es tan fuerte que en cualquier momento podría haber un rebote, como apunta el analista Kengo Suzuki, de la firma Mizuho Securities. "Los osciladores dan sobreventa y cualquier catalizador positivo podría disparar el rebote". En este sentido, Rodríguez no descarta un movimiento al alza hasta el entorno de los 1,2520 dólares.
Pero más allá de estas circunstancias puntuales, a la moneda única no le puede esperar más que incertidumbre y mucha dudas. Por eso mismo, los analistas de Barclays Capital dirigidos por Paul Robinson acaban de recortar su previsión para tres meses hasta 1,21 dólares y han dejado la de doce meses en los 1,15 dólares. En la misma línea que el resto de expertos, no están cómodos con el estrés que está sufriendo el mercado europeo, el apoyo limitado de los políticos y los resultados que puedan salir de las urnas griegas.
Opina Robinson que el efecto de lo que pase en Grecia podría tener más impacto que los pasados comicios del 6 de mayo y considera que el euro sufrirá también contra el yen y la libra esterlina en particular. Además, por los niveles que se están viendo en el mercado de contado, este analista no descarta que el euro se pueda mover en el rango de 0,98-1,1 dólares. Incluso aunque Grecia siga en el euro, la debilidad económica del país heleno puede ser un lastre para la moneda única.
Unas tensiones similares a la crisis de las divisas asiáticas
La interpretación más sorprendente si cabe de lo que le está pasando al euro, sin embargo, la ha ofrecido el analista de HSBC Stuart Gulliver, quien opina que las tensiones que se están viendo en la zona euro son similares a las que se produjeron en 1997 durante la conocida como 'crisis financiera asiática' o crisis de las divisas que empezó con el hundimiento del 'bath' tailandés y terminó por afectar a las principales monedas de la región.
Gran parte de los problemas vinieron por el hecho de que estos países se manejaban con unos tipos de cambio fijos referenciados al dólar, no eran flexibles. Además, sus economías estaban muy ligadas a Japón y cuando este país entró en crisis y dejó de movilizar importantes flujos financieros, el sistema rígido de tipos de cambio se vino abajo. La lección que se puede aprender es que el hecho de que un país pierda la capacidad de actuación sobre su moneda tiene peligros evidentes (como le pasa al euro) y supone además tener que aceptar la política monetaria que venga impuesta.
A juicio de Gulliver, la solución pasa por seguir cuatro pasos. 1.- Un gran depósito que asegure los fondos bancarios promovido por la Autoridad Bancaria Europea (EBA). 2.- Un programa para la compra de activos tóxicos por parte del BCE similar al TARPP estadounidense. 3.- Un plan que avance y definida la unión fiscal de Europa. 4.- Los eurobonos, para financiar a las economías con mayor debilidad.
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