Por Daniel Flynn y Brian Love
PARIS (Reuters) - El presidente francés, Nicolas Sarkozy, reiteró el lunes sus promesas de abordar los temas de inmigración y seguridad con el fin de atraer a votantes de extrema derecha, luego del apoyo récord logrado por el Frente Nacional en la primera ronda electoral.
El líder de centro derecha Sarkozy, que sería el primer presidente en funciones que sale segundo en la primera ronda para su reelección en más de 30 años, quedó detrás de un ajustado liderazgo obtenido por el socialista Francois Hollande de cara a la segunda ronda del 6 de mayo.
Hollande, de centro izquierda, venció a Sarkozy por un estrecho margen en la primera vuelta, en la que participaron 10 candidatos, con un 28,6 por ciento, frente a un 27,1 por ciento del actual mandatario, pero la líder del Frente Nacional Marine Le Pen se robó la noche con un 18 por ciento, el mejor resultado obtenido alguna vez por un candidato de extrema derecha.
Su desempeño se hizo eco de avances en todo el continente de populistas euroescépticos anti-establishment desde Amsterdam a Viena a Helsinki y Atenas mientras la crisis de deuda de la zona euro profundiza el malestar por los recortes del gasto público y el desempleo.
"Los votantes del Frente Nacional deben ser respetados", dijo Sarkozy a periodistas al dejar la sede de su campaña en París. "Expresaron su opinión. Fue un voto de sufrimiento, un voto de crisis. ¿Por qué insultarlos? He escuchado al señor Hollande criticarlos", declaró.
El impopular Sarkozy tendrá que dividirse para atraer tanto a electores de extrema derecha como a centristas, pues necesita a ambos para ganar el balotaje.
Su débil resultado preocupó a los inversores, que ya están inquietos por la capacidad de los Gobiernos europeos de honrar sus deudas, provocando una baja de las acciones y los bonos franceses.
Al regresar a sus actividades de campaña, Sarkozy insistió en sus promesas de endurecer los controles de frontera, reforzar la seguridad en las calles y mantener el trabajo industrial, temas centrales para Le Pen en medio del descontento con la inmigración, el crimen violento y un desempleo cercano a un máximo de 12 años.
Tras liderar a la quinta economía mundial por cinco años -que también es una potencia nuclear y miembro del Consejo de Seguridad de la ONU- Sarkozy podría seguir la misma suerte de otros 10 líderes de la zona euro que han abandonado el cargo desde el comienzo de la crisis financiera a fines del 2009.
Hollande, de 57 años y que según sondeos del domingo ganaría el balotaje con entre un 53 y un 56 por ciento de las preferencias, prometió que si es elegido cambiará la dirección de Europa y liderará una reactivación económica con mayor justicia social.
Pero el fuerte desempeño de Le Pen dio a Sarkozy una inesperada luz de esperanza.
"El avance de Marine Le Pen deja la segunda ronda bien abierta", decía el titular del principal diario de derecha Le Figaro, mientras que Liberation, de centro izquierda, publicó: "Hollande al frente. Le Pen, la aguafiestas".
ALTA ASISTENCIA
Hollande acusó a Sarkozy de avivar el avance de la extrema derecha y dijo que no iba a buscar los votos del Frente Nacional. "Ya que algunos votantes los apoyaron desde el enojo, los voy a escuchar (...) pero no voy a seducir a la extrema derecha", afirmó.
Con una fuerte asistencia del 80,2 por ciento, más de un tercio de los votantes fueron a las urnas para elegir candidatos que están fuera de las corrientes principales, presagiando una posible reconfiguración del balance político de poder de Francia en las elecciones parlamentarias de junio.
El objetivo de Le Pen ahora es asegurarse un buen desempeño de su partido en la votación parlamentaria y por eso se está distanciando de Sarkozy, a quien ve condenado a la derrota.
"Frente a un presidente saliente que dejará un partido muy debilitado, somos la única verdadera oposición a la izquierda neoliberal", dijo Le Pen, de 43 años, hija del ex soldado paracaidista y político Jean-Marie Le Pen, fundador del Frente Nacional.
La rubia, que quiere que Francia abandone el euro como moneda, dijo que daría su opinión sobre el balotaje durante un mitin en París del Día del Trabajador la semana próxima.
Pero destacadas figuras del Frente Nacional, incluyendo su pareja y vicepresidente del partido Louis Aliot, sugirieron que no apoyará formalmente a ningún candidato.
Analistas del mercado financiero afirman que quienquiera que gane en dos semanas tendrá que imponer medidas de austeridad más duras que lo que han admitido los candidatos durante la campaña, reduciendo el gasto público así como también elevando impuestos para recortar el déficit presupuestario.
El izquierdista Jean-Luc Melenchon terminó en un distante cuarto puesto, con el 11,1 por ciento de los votos, seguido del centrista Francois Bayrou, que logró un 9,1 por ciento.
Expertos políticos creen que Hollande tiene mayores reservas de votos para la segunda ronda que Sarkozy, que necesitaría atraer a al menos tres cuartos de los votantes de Le Pen y a dos tercios de los de Bayrou para obtener una ajustada victoria.
En caso de ganar, Hollande prometió renegociar un tratado de disciplina presupuestaria firmado por Sarkozy. Eso anticiparía una fuente de tensión con la canciller alemana Angela Merkel, que ve al acuerdo como una condición para seguir ayudando a los Estados de la zona euro en problemas.
Un portavoz de Merkel dijo el lunes que ella sigue apoyando a Sarkozy, pero que no planea actos de campaña con él.
(Reporte adicional de Catherine Bremer, John Irish, Nicholas Vinocur, Vicky Buffery, Alexandria Sage, Brian Love en París, Anirban Nag en Londres. Editado en español por Rodrigo Charme, Silene Ramírez, Patricio Abusleme y Lucila Sigal)
PARIS (Reuters) - El presidente francés, Nicolas Sarkozy, reiteró el lunes sus promesas de abordar los temas de inmigración y seguridad con el fin de atraer a votantes de extrema derecha, luego del apoyo récord logrado por el Frente Nacional en la primera ronda electoral.
El líder de centro derecha Sarkozy, que sería el primer presidente en funciones que sale segundo en la primera ronda para su reelección en más de 30 años, quedó detrás de un ajustado liderazgo obtenido por el socialista Francois Hollande de cara a la segunda ronda del 6 de mayo.
Hollande, de centro izquierda, venció a Sarkozy por un estrecho margen en la primera vuelta, en la que participaron 10 candidatos, con un 28,6 por ciento, frente a un 27,1 por ciento del actual mandatario, pero la líder del Frente Nacional Marine Le Pen se robó la noche con un 18 por ciento, el mejor resultado obtenido alguna vez por un candidato de extrema derecha.
Su desempeño se hizo eco de avances en todo el continente de populistas euroescépticos anti-establishment desde Amsterdam a Viena a Helsinki y Atenas mientras la crisis de deuda de la zona euro profundiza el malestar por los recortes del gasto público y el desempleo.
"Los votantes del Frente Nacional deben ser respetados", dijo Sarkozy a periodistas al dejar la sede de su campaña en París. "Expresaron su opinión. Fue un voto de sufrimiento, un voto de crisis. ¿Por qué insultarlos? He escuchado al señor Hollande criticarlos", declaró.
El impopular Sarkozy tendrá que dividirse para atraer tanto a electores de extrema derecha como a centristas, pues necesita a ambos para ganar el balotaje.
Su débil resultado preocupó a los inversores, que ya están inquietos por la capacidad de los Gobiernos europeos de honrar sus deudas, provocando una baja de las acciones y los bonos franceses.
Al regresar a sus actividades de campaña, Sarkozy insistió en sus promesas de endurecer los controles de frontera, reforzar la seguridad en las calles y mantener el trabajo industrial, temas centrales para Le Pen en medio del descontento con la inmigración, el crimen violento y un desempleo cercano a un máximo de 12 años.
Tras liderar a la quinta economía mundial por cinco años -que también es una potencia nuclear y miembro del Consejo de Seguridad de la ONU- Sarkozy podría seguir la misma suerte de otros 10 líderes de la zona euro que han abandonado el cargo desde el comienzo de la crisis financiera a fines del 2009.
Hollande, de 57 años y que según sondeos del domingo ganaría el balotaje con entre un 53 y un 56 por ciento de las preferencias, prometió que si es elegido cambiará la dirección de Europa y liderará una reactivación económica con mayor justicia social.
Pero el fuerte desempeño de Le Pen dio a Sarkozy una inesperada luz de esperanza.
"El avance de Marine Le Pen deja la segunda ronda bien abierta", decía el titular del principal diario de derecha Le Figaro, mientras que Liberation, de centro izquierda, publicó: "Hollande al frente. Le Pen, la aguafiestas".
ALTA ASISTENCIA
Hollande acusó a Sarkozy de avivar el avance de la extrema derecha y dijo que no iba a buscar los votos del Frente Nacional. "Ya que algunos votantes los apoyaron desde el enojo, los voy a escuchar (...) pero no voy a seducir a la extrema derecha", afirmó.
Con una fuerte asistencia del 80,2 por ciento, más de un tercio de los votantes fueron a las urnas para elegir candidatos que están fuera de las corrientes principales, presagiando una posible reconfiguración del balance político de poder de Francia en las elecciones parlamentarias de junio.
El objetivo de Le Pen ahora es asegurarse un buen desempeño de su partido en la votación parlamentaria y por eso se está distanciando de Sarkozy, a quien ve condenado a la derrota.
"Frente a un presidente saliente que dejará un partido muy debilitado, somos la única verdadera oposición a la izquierda neoliberal", dijo Le Pen, de 43 años, hija del ex soldado paracaidista y político Jean-Marie Le Pen, fundador del Frente Nacional.
La rubia, que quiere que Francia abandone el euro como moneda, dijo que daría su opinión sobre el balotaje durante un mitin en París del Día del Trabajador la semana próxima.
Pero destacadas figuras del Frente Nacional, incluyendo su pareja y vicepresidente del partido Louis Aliot, sugirieron que no apoyará formalmente a ningún candidato.
Analistas del mercado financiero afirman que quienquiera que gane en dos semanas tendrá que imponer medidas de austeridad más duras que lo que han admitido los candidatos durante la campaña, reduciendo el gasto público así como también elevando impuestos para recortar el déficit presupuestario.
El izquierdista Jean-Luc Melenchon terminó en un distante cuarto puesto, con el 11,1 por ciento de los votos, seguido del centrista Francois Bayrou, que logró un 9,1 por ciento.
Expertos políticos creen que Hollande tiene mayores reservas de votos para la segunda ronda que Sarkozy, que necesitaría atraer a al menos tres cuartos de los votantes de Le Pen y a dos tercios de los de Bayrou para obtener una ajustada victoria.
En caso de ganar, Hollande prometió renegociar un tratado de disciplina presupuestaria firmado por Sarkozy. Eso anticiparía una fuente de tensión con la canciller alemana Angela Merkel, que ve al acuerdo como una condición para seguir ayudando a los Estados de la zona euro en problemas.
Un portavoz de Merkel dijo el lunes que ella sigue apoyando a Sarkozy, pero que no planea actos de campaña con él.
(Reporte adicional de Catherine Bremer, John Irish, Nicholas Vinocur, Vicky Buffery, Alexandria Sage, Brian Love en París, Anirban Nag en Londres. Editado en español por Rodrigo Charme, Silene Ramírez, Patricio Abusleme y Lucila Sigal)
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