Por TATYANA SHUMSKY
En la actualidad no hay una escasez de compradores de cobre. Pero se necesita más que eso para sostener un avance.
Los futuros del cobre repuntaron en el comienzo de 2012 para registrar un avance del 16% en las primeras seis semanas y negociarse cerca de los US$4 la libra, en medio de las expectativas de que China -el principal consumidor mundial del metal industrial- continuaría sus enormes compras de cobre de diciembre hacia el Año Nuevo.
Pero aunque las cifras de importación chinas muestran que el cobre está ingresando al país, el metal no necesariamente se está usando. Las existencias de cobre en la bolsa de futuros de Shanghai, el principal centro de negociaciones de metales del país, alcanzaron un récord de 221.487 toneladas métricas. Los analistas de Standard Bank estiman que el cobre que se almacena en depósitos aduaneros, que no informan sus niveles de inventario, también ha aumentado a cerca de 400.000 toneladas métricas frente a las menos de 200.000 de octubre pasado.
Los fabricantes chinos, que consumen cerca de un 40% de la producción mundial de cobre, no se muestran auspiciosos sobre la economía nacional debido a las estrictas políticas crediticias de Beijing. Aunque estas parecen estar flexibilizándose ahora, la actividad manufacturera de China se ha contraído por cuatro meses consecutivos, según la lectura de febrero del Índice de Gerentes de Compras, o PMI, de HSBC. En tanto, las órdenes del mayor socio comercial de China, Europa, han ido disminuyendo producto de la crisis de deuda de la región y su caída en una recesión.
Parte de los avances del cobre se vieron impulsados por las esperanzas de una tercera ronda de flexibilización cuantitativa, o QE3, por parte de la Reserva Federal y la provisión de cientos de millones de dólares del Banco Central Europeo en créditos baratos a los bancos. Pero los esfuerzos del BCE se producen de cara a malas proyecciones económicas de la región. En tanto, las expectativas de una QE3 han cedido: En el sondeo de proyecciones económicas de febrero de The Wall Street Journal, solo un 36% de los encuestados creía que habrá una QE3 este año, por debajo del 42% registrado en enero.
En principio, aunque la demanda parece incierta, temores de una crisis de suministro podrían dar impulso a los precios del cobre. Esto sucedió el año pasado, en medio de una serie de proyecciones de una menor producción y la amenaza de que el cobre se viera atado por fondos que cotizan en bolsa respaldados por metales.
En contraste, el panorama de demanda para este año es mucho mejor gracias a una sólida cartera de proyectos de expansión. La estatal chilena Codelco, que produce cerca del 10% del cobre mundial, está agregando operaciones a cielo abierto a su mina El Teniente y planea desarrollar operaciones subterráneas en Chuquicamata, que ya es la mina a cielo abierto más grande del mundo.
Este mes, tormentas de nieve y un accidente fatal detuvieron brevemente los trabajos en la mina chilena de cobre Doña Inés de Collahuasi, mientras que hechos violentos entre empleados provocaron una corta interrupción de las operaciones de la mina Grasberg de Freeport McMoRan Copper & Gold Inc. en Indonesia. Pero estas interrupciones parecen menores comparadas con las que se esperaban a principios del año pasado.
En ausencia de tales eventos, el alza de los futuros del cobre parece cada vez más desconectada de la demanda subyacente. El riesgo de una corrección, que también sucedió el año pasado, va en aumento.
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