Por TOM ORLIK
Lei Feng, una figura del sistema de propaganda durante la época china de Mao que disfruta de un resurgimiento oficial, pretende encarnar el espíritu público de "todo es posible" del país. Pero a juzgar por la Asamblea Popular Nacional, los expertos en el presupuesto de China aún no siguen su ejemplo.
Hasta ahora, el espíritu de Lei Feng todavía no afecta la política económica de China para 2012. Desde 2009 hasta 2011, la política monetaria fue la que mostró el mayor espíritu público y ayudó a mantener la economía funcionando pese a la crisis financiera mundial.
Sin embargo, con los temores de que otro aumento del crédito bancario pueda causar un trágico final parecido al de Lei Feng -el soldado murió tras ser golpeado por un poste telefónico- para el sistema financiero de China, la política monetaria se tomará un respiro en 2012.
Eso aumenta la presión sobre los encargados de política para que respalden el crecimiento por medio del gasto. Los economistas han pronosticado un déficit fiscal más grande y el gobierno ha elevado el gasto y rebajado los impuestos para impulsar la demanda. Las proyecciones del Fondo Monetario Internacional y economistas de bancos de inversión apuntaron a un déficit de entre el 2% y el 2,5% del producto interno bruto.
Así, la meta anunciada por el Primer Ministro Wen Jiabao de un déficit equivalente al 1,5% del PIB para este año es decepcionante, sobre todo porque durante los últimos tres años el país no ha cumplido la meta de déficit por un promedio de 0,7 de punto porcentual. Una diferencia similar en 2012 podría resultar en un déficit menor al 1% del PIB.
No todo está perdido. Christine Wong, experta en política fiscal de China de la Universidad de Oxford, estima que el presupuesto representa menos de dos tercios de la actividad fiscal real del país. Dada la cantidad de factores que no están incluidos en el presupuesto, es difícil cuantificar el impacto real y total de los impuestos y el gasto del gobierno.
También hay espacio para que el gobierno cambie la política a mediados de año y establezca un meta de un déficit mayor si el crecimiento pierde el rumbo.
Pero ya que los mercados esperan que el espíritu público se exprese a través de la política fiscal, la falta de una señal obvia que promueva el crecimiento en el presupuesto es decepcionante. En el quincuagésimo aniversario del ícono del trabajo duro, el espíritu de Lei Feng aún no penetra las paredes del Ministerio de Finanzas de China.
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