MELBOURNE (Reuters) - Victoria Azarenka cayó de rodillas, incrédula, tras ganar su primer título de un Grand Slam con una victoria aplastante sobre María Sharapova el sábado en la final del Abierto de Australia.
La tenista de 22 años sencillamente hostigó hasta la sumisión a Sharapova en una victoria por 6-3 y 6-0 en 82 minutos. Su predominio en Melbourne se reflejará el lunes en las estadísticas mundiales, cuando le arrebatará el primer puesto a la danesa Caroline Wozniacki.
Después de que la rusa mandara otro revés a la red y perdiera el partido, Azarenka cayó de rodillas, se volvió a la multitud y preguntó: "¿Qué ha pasado? No sé qué está pasando".
Dándose cuenta de lo que había pasado, subió al palco de los jugadores y se fundió en un abrazo con su entrenador, Sam Sumyk.
"Es tu momento", le dijo él.
Azarenka había sido recibida con aspereza por la multitud de Melbourne Park durante todo el torneo por sus gruñidos cuando juega, pero no tardaron en mostrarse cálidos con ella. Paseándose de un lado al otro hasta el podio, se mostró radiante al recibir el trofeo memorial Daphne Akhurst de manos de la ex campeona Martina Hingis.
"He pasado un mes maravilloso en Australia y es un sueño que se ha hecho realidad", dijo a sus fans en el Rod Laver Arena, dándoles las gracias a todos, desde su entrenador a los limpiadores.
"Y a los conductores, espero que os gustaran mis donuts, os daré de comer siempre. Sé que todos habéis ganado peso".
PERÍODOS DE PRUEBA
Azarenka, la primera bielorrusa en ganar un título individual de grand slam, emergió del túnel de los jugadores envuelta en su sudadera con capucha y con los auriculares puestos. Intentando mantenerse caliente en la gélida noche de Melbourne, empezó fría el partido y cayó 2-0 inmediatamente.
Sin embargo, pronto entró en un juego sólido aunque poco espectacular mientras Sharapova se desmoronaba, perdiendo 12 de los siguientes 13 juegos con una serie de golpes fallidos y saques temblorosos.
Azarenka, que ganó a principios de mes el torneo preparatorio de Sídney, tuvo problemas con su temperamento explosivo al principio de su carrera y una tendencia a presionar el botón de autodestrucción que le ha supuesto desastres espectaculares en la pista.
Sin embargo, el trabajo duro en el período de descanso y una mayor madurez mental parecen haber solidificado su juego.
"Justo después de ganar no podía entender lo que había pasado, y no podía creer que el torneo hubiera acabado porque el camino desde Sídney ha sido muy largo", dijo a los periodistas.
"He estado trabajando muy duro y soñando con ganar un grand slam, y ser la número uno es un añadido muy bueno".
Aunque Sharapova seguirá siendo la número tres del mundo, habría vuelto al primer puesto por primera vez desde 2008 si hubiera derrotado a Azarenka.
"Obviamente llegar a la final es un buen logro, pero terminar siendo la que pierde siempre es duro, sin importar de qué deporte se trate", dijo Sharapova.
"Estoy frustrada, pero tengo la cabeza sobre los hombros en el sentido de tener una buena perspectiva sobre el deporte y la vida".
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