26/1/2012 - Las precipitaciones dieron un poco de tranquilidad, pero el riesgo para la soja se mantiene elevado.
Las últimas lluvias observadas en la región central del país fueron muy bienvenidas, pero para algunas zonas las mismas solo representaron un ligero alivio. Es que montos de 25 a 30 milímetros no logran solventar una demanda que en la zona núcleo triplicaba esa marca. Desde este punto de vista, el agua recibida es muy pobre pero para la soja igualmente representa un alivio que le permite mirar con algo más de posibilidades el inicio del mes de febrero.
En el mapa se representan las precipitaciones ocurridas desde el martes 17 hasta las 9 horas del miércoles 25. Fácilmente se destacan las zonas mejor provistas, no necesariamente coincidentes con la zona núcleo. En particular se aprecian máximos muy destacados en sectores puntuales, como Hinca Renancó (CB) con más de 130 milímetros, Azul (BA) con casi 100 milímetros, Tartagal y Oran en el norte de Salta y otros máximos puntuales menos significativos. La franja central recibió las lluvias que mostraban los pronósticos, más bien cercanas a un promedio areal de 30 milímetros, con ligeros corrimientos hacia arriba. Volvemos al concepto previo, las lluvias llegaron pero no resolvieron la seca. Representan un alivio, pero es imperioso que las mismas regresen cuanto antes.
Luego de las precipitaciones, las condiciones ambientales se han modificado con una importante moderación de los registros térmicos, los cuales lentamente se están recuperando. Hacia el fin de semana se espera que las masas de aire tropical comiencen a recuperar terreno, avanzando sobre la Mesopotamia y el resto de la región pampeana. Esta situación plantea el desarrollo de un proceso que progresivamente convergerá en el regreso de las precipitaciones. Por lo pronto, las mismas no llegarían antes de los primeros días de febrero, algunas lluvias menores podrían darse el martes. Y aún previamente en sectores del sudoeste de la región pampeana y zonas mediterráneas.
Como decíamos los milimetrajes observados no bastaron para promover una recuperación destacada del déficit hídrico que no solo domina la zona núcleo de la región pampeana, sino que se extiende a gran parte de Uruguay, sur de Brasil y Paraguay.
El balance hídrico resulta negativo considerando el arrastre de diciembre y el comportamiento del mes de enero. Las entradas de agua al sistema siempre han venido quedando por debajo de la demanda y aunque la soja puede haber presentado mejoras con las lluvias recientes, el nivel muy ajustado de reservas de humedad aún puede condicionar la floración de la oleaginosa.
En algunas zonas, las reservas han logrado quebrar la categoría de sequía por franjas. Regularizar las reservas para la soja en las próximas dos semanas implica recibir al menos 80 milímetros de agua. Esta demanda parece alta considerando el comportamiento de las lluvias del último bimestre, sin embargo no puede considerarse un monto inusual para tormentas de verano. El punto es que las mismas deberían lograr cubrir todo el territorio y aquí es donde está el inconveniente, que a la postre puede generar un final de campaña muy heterogéneo en cuanto a rendimientos.
Por lo pronto hay que monitorear los pronósticos para los primeros días de febrero. Todo parece indicar que por entonces podría concretarse un evento destacado. De validarse esta tendencia, estaríamos ingresando a la floración con un paso más aliviado, aunque posiblemente algunas sementeras ya hayan sufrido el impacto del estrés hídrico.
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