lunes, 5 de septiembre de 2011

► Habrá devaluación luego elecciones octubre

BUENOS AIRES---En el mercado cambiario cuentan que la fuerte presión sobre el dólar percibida en las últimas semanas respondió más a una intensa demanda de los bancos y compañías que a una desesperación de los individuos o ahorristas locales. “Las compras no son del público. Se dan más a nivel mayorista. La gente no está ansiosa todavía por dolarizarse y no se la ve agolpada en los mostradores”, comentó a este diario el gerente de una entidad privada.
El último movimiento en el mercado cambiario confirmó una percepción que ya empieza a convertirse en consenso entre banqueros, ejecutivos y economistas: con inflación y costos salariales crecientes, deterioro de cuentas externas y depreciación del tipo de cambio en Brasil, el modelo nacional y popular se ve cada vez más forzado a un debilitamiento del peso. Y la tentación a “dolarizarse” hacia las elecciones podría volverse irresistible para los ahorristas.
“El mercado quedó dolorido tras la jornada del viernes –cuando el BCRA vendió u$s 200 millones para desarmar la escalada del billete–, pero la demanda va a seguir fuerte”, comentaron en la city. La depreciación del peso, paulatina o abrupta, es la expectativa que comparte buena parte de los especialistas, desde el extremo ortodoxo hasta el heterodoxo de todo el arco ideológico.
“El año que viene ya no vamos a tener superávit de cuenta corriente. Eso quiere decir que, en la medida en que no nos podamos endeudar en el exterior, el superávit va a desaparecer. Entonces: o se corrige el tipo de cambio real o, si no tenés financiamiento internacional, se caen las reservas”, comentó el economista del CEDES, Roberto Frenkel. La medida requiere, aclaró, “hacer también una política anti inflacionaria clara”.
Para Miguel Kiguel, el billete está por estos días “más o menos donde tiene que estar”. Si bien hay sectores que pueden estar viéndose afectados, en el promedio de la economía la paridad no muestra problemas”. Pero así y todo considera que “el peso se va a tener que depreciar después de las elecciones, porque los costos salariales están aumentando al 30% interanual y son una buena indicación de que la competitividad que se va perdiendo”. En su consultora ya admiten que deberán corregir hacia arriba estos días la proyección que tenían sobre el dólar para fin de año.
El reclamo más ambicioso puede escucharse por estos días de boca de una de los economistas que, años atrás, Julio de Vido solía escuchar con atención: “Esto de pensar en el tipo de cambio que le conviene a la economía depende de una concepción estratégica o teórica. Pero, para mí, respecto del tipo de cambio de equilibrio desarrollista, la pérdida de competitividad desde la última parte del 2002 es del 40%”. Esa situación de equilibrio implicaría llevar al billete cerca de $ 6. “Si bien no pido que se haga tamaño ajuste, yo creo que después de las elecciones el esquema de política económica tendría que tener una adecuación cambiaria: ni muy trivial, ni enorme”, completa Eduardo Curia.
En Bein & Asociados no ven por ahora un problema de competitividad. Pero esperan, sin embargo, que el tipo de cambio “se mueva”. La analista Marina dal Poggetto consideró que la Argentina tiene hoy un desequilibrio por el achicamiento de cuentas externas y una altísima “nominalidad”, donde la masa salarial corre al 33% anual, los agregados monetarios al 38% y el gasto público al 34%. Eso atrasa el tipo de cambio y muestra una inconsistencia temporal. “El tipo de cambio se va a mover. Quizá más acotadamente si se logra frenar la nominalidad”, explicó Dal Poggetto.

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