26.06.2011 Expansion/Reuters
George Soros ha señalado en un foro de discusión en Viena que uno de los países que están atravesando graves dificultades se verá obligado finalmente a salir del euro. Grecia es quien se encuentra en estos momentos en el borde del precipicio.
George Soros no es un inversor acostumbrado a perder dinero y de hecho saltó a la fama mundial cuando apostó contra la libra esterlina en 1992 y ganó 1.000 millones de dólares. Por ese motivo, los mercados prestan siempre mucha atención a sus valoraciones.
En Viena ha aclarado que un país debería abandonar la moneda comunitaria, en estos momentos todos los analistas tienen sus miradas sobre Grecia y la posibilidad de que la quita y espera que acuerde la UE, además de las inyecciones de liquidez para mantener a flote su sistema financiero, sean capaces al menos de alejar del precipicio a Atenas durante algunos meses y con suerte quizás también años.
Soros ha querido recordar que la UE nunca se diseñó para estas situaciones, porque le faltó desde el principio una cohesión de sus respectivos Tesoros y porque no había previsto ningún plan alternativo si las medidas convencionales fallaban como está ocurriendo ahora mismo.
Según él, "el euro no tuvo precaución sobre las correcciones. No hubo disposiciones para facilitar la salida de un país del euro cuando fuese oportuno, lo que en las actuales circunstancias probablemente es inevitable porque no existe un plan B".
Aunque dijo que la supervivencia de la Unión Europea es "de vital interés para todos", sostuvo que la UE necesitaba cambios estructurales para detener un proceso de desintegración.
"No existe un plan B en este momento. Por ese motivo las autoridades se están apegando al orden establecido e insisten en preservar los actuales acuerdos en lugar de reconocer que existen deficiencias fundamentales que deben ser corregidas", declaró.
Soros afirmó que con una crisis de deuda en miembros periféricos que ha puesto a prueba la cohesión de la UE justo cuando estallaba el descontento social en otros países más ricos debido a los rescates, los líderes tenían que adoptar medidas para remediar la situación.
"Afrontémoslo: Estamos al borde de un colapso económico que se inicia, digamos, en Grecia, pero que podría expandirse rápidamente. El sistema financiero permanece extremadamente vulnerable... estamos al borde del colapso y éste es el momento de reconocer la necesidad de un cambio", advirtió el legendario inversor.
Ese cambio que nadie se atreve a llamar ya reestructuración consistiría en impulsar entre otras medidas un mayor presupuesto central, derivar a Bruselas parte de los ingresos por el IVA o un arancel a las transacciones financieras y en triplicar el tamaño del fondo de rescates mediante la subida del impuesto sobre la renta.
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