La histórica sequía de casi un siglo llegó a su fin. Luego de 95 años de búsqueda infructuosa, Chile logra aquello que hasta ahora le había resultado esquivo incluso en su propia tierra: se corona campeón de América, al vencer a Uruguay con un inapelable 4 a 1. Antes, lo había despedido ya a Brasil, pocos días después de que la Argentina, anfitriona del torneo, quedara eliminada a manos de México.
Parece una crónica de fútbol, pero no lo es. Se trata de un campeonato económico que armó LA NACION entre los países participantes de la Copa América que comenzará este viernes. Siguiendo el mismo fixture de partidos, un país marca un gol cuando supera a su contrincante en uno de estos cinco indicadores: desempleo, crecimiento del PBI, pobreza infantil, inversión extranjera directa (IED) e ingreso nacional bruto -PBI más ingreso neto de activos en el exterior- per cápita. Con estas reglas, sí, Chile festejó.
¿Por qué se eligieron esos indicadores? Se tomaron los últimos tres índices que este año publicó la Comisión Económica para América Latina (Cepal): pobreza infantil, IED y desempleo. Los otros son los datos sobre los países que destacan en sus páginas web el FMI (crecimiento del PBI) y el Banco Mundial (ingreso nacional bruto per cápita y también desempleo). Se descartaron dos datos subrayados por el Banco Mundial: el tamaño de PBI, para no perjudicar a las economías pequeñas, y endeudamiento total en relación al PBI, porque no discrimina la deuda privada de la pública.
Esta Copa América encuentra a la región en un buen momento económico, con un crecimiento regional de 5,9%, que contrasta con los temblores que Grecia y compañía provocan en la Unión Europea o las dudas que persisten sobre la deuda en los Estados Unidos. De todos modos, los especialistas consultados desaconsejan festejar sólo el auge actual sin tener en cuenta que el propio éxito puede ocasionar las condiciones para dificultades futuras. En clave futbolera: "El triunfo no debe impedir ver los aspectos que aún quedan por mejorar".
Según el informe del Banco Mundial "Exito de América latina y el Caribe puesto a prueba", la región presenta riesgos relacionados con la inflación, la apreciación de las monedas y las perspectivas de un sobrecalentamiento de sus economías como resultado de la maduración de la fase de recuperación del ciclo económico.
Eduardo Lora, economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se enfoca en el sobrecalentamiento, es decir, que la demanda suba por encima de la capacidad de producción. "Esto crea presiones inflacionarias, a lo que se suma en las economías locales la presión de los fuertes incrementos del precio internacional de los alimentos y combustibles", explica el especialista.
Lora señala que esto ya ocurre en la Argentina, Colombia, Ecuador y en Brasil. Se ha recurrido, opina, de manera excesiva a la política monetaria, sin suficiente respaldo del lado fiscal. "Lo que falta en general es mayor ahorro, que proteja a la región de choques futuros y que no ponga en riesgo la política social", agrega.
Idéntica receta recomienda el BM: ahorrar parte de las ganancias extraordinarias de las exportaciones de materias primas para tener mayor superávit fiscal. Algo que Chile, con su fondo del cobre, ha seguido al pie de la letra.
Pero no todos tienen los mismos problemas, ya que, según observa el BID, el crecimiento económico esconde dos velocidades: Brasil, exportador de commodities y orientado hacia países emergentes, va "en alta" (con riesgo de recalentamiento), y México, dependiente de países industrializados, va "en baja" (con peligro de recesión). Toda América del Sur sigue el ritmo brasileño y crece a 4,4%, mientras que el Caribe sigue a los aztecas y crece a 2,7 por ciento.
Otro punto flojo es la dependencia de pocos bienes de exportación, lo que, si bien hoy no es problema, puede serlo si cambia el contextoexterno. Stefano Petinatto, asesor de políticas públicas y reducción de pobreza del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), advierte sobre esta vulnerabilidad: "Una baja de los precios de las commodities o una caída de la demanda complicaría a muchos países de la región".
La Argentina, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela están más atados a bienes primarios que Brasil o Chile, que usan el excedente de las exportaciones para diversificar o invertir en mejoras sociales.
La desigualdad es otra llaga que surca toda América latina, región que tiene diez de los países más desiguales del mundo. Los más vulnerables son los que tienen prevalencia indígena, con gran exclusión y discriminación, como Perú, Bolivia, México y Ecuador.
Si bien desde 1995, el coeficiente de Gini -que se utiliza para medir la desigualdad en el ingreso, siendo 1 lo más desigual y 0 lo menos- cayó de 0,57 a 0,53, y en los últimos años se sacó de la pobreza a 50 millones de personas, aún uno de cada cuatro niños vive en la indigencia. Por estas cuestiones es que Petinatto insiste en que no siempre crecimiento económico implica desarrollo, un concepto mucho más amplio.
En empleo, al menos, sí se logró romper esa lógica. Jurgen Weller, especialista en desempleo de la Cepal, dice que, si bien en cierto momento se habló de crecimiento sin empleo, hoy eso no es así, ya que el rubro mejora al ritmo de la bonanza. "Con 7,3%, la región tiene la tasa más baja de desempleo de los últimos 20 años", dice. "La excepción es Venezuela, el único donde sube el desempleo, y la estrella es Brasil, que siempre estuvo peor que la media regional y ahora está mejor que ese promedio", acota.
La competencia de la mano de obra asiática dañó más a México y el Caribe, zona donde sólo se salva Costa Rica. "Este país tiene personal calificado, buen inglés y pudo pasar a una mayor sofisticación en los productos que exporta a los Estados Unidos. Así logró que Intel y otras tecnológicas pusieran fábricas allí", explica Weller.
En IED, la nota es buena. "Salvo en el caso de Venezuela, donde hay un proceso de nacionalización de empresas, la abundancia de recursos naturales sigue siendo atractiva para los capitales", opina Miguel Pérez, oficial de Asuntos Económicos de Cepal. Pero concluye: "Hay que ver luego la calidad de esa inversión y si se la usa para desarrollar industrias dinámicas, impulsoras de un crecimiento sólido".
La región ya tuvo otras "Belle epoque" que terminaron mal, por eso, aunque algo se aprendió, los especialistas aconsejan adelantarse a la jugada y hacer ajustes antes de que la marca esté encima. ¿De dónde puede venir la patada? Lora cree que el shock puede provenir de un mal desenlace de la situación en Grecia o un default técnico de los Estados Unidos. En ambos casos se pararía la demanda externa, la inversión y el flujo de capitales. Es decir, otra ronda de crisis.
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