LONDRES (Reuters) - Profesores y funcionarios británicos fueron a la huelga el jueves por los planes para reformar las pensiones del sector público, iniciando lo que podría ser una acción prolongada para poner a prueba la determinación del Gobierno para llevar adelante las medidas de austeridad.
Las huelgas, que se hacen eco de otras protestas en la Europa continental contra las medidas de austeridad, cerraron muchas escuelas, además de tribunales y otras instituciones, pero por lo demás el impacto pareció limitado y las manifestaciones fueron fundamentalmente pacíficas y de un tamaño modesto.
El Gobierno de centroderecha, que lleva un año en el poder, dijo que la mayoría de funcionarios no secundó la huelga, pero los líderes sindicales advirtieron de más acciones por parte de los seis millones de trabajadores del sector público contra los recortes de las pensiones para los empleados estatales.
"Este país está siendo dirigido por personas que son privilegiados, personas que ganan demasiado dinero... La brecha entre ricos y pobres se acrecienta. No pensamos que deberíamos ser nosotros los que lo suframos", dijo Martin Pitcher, un profesor de primaria de 35 años que asistió a la mayor manifestación, que recorrió el centro de Londres.
La policía dijo que en la manifestación, que detuvo el tráfico en algunas de las principales arterias de la ciudad y en las inmediaciones del Parlamento, participaron unas 15.000 personas con pancartas y silbatos.
No hubo rastro de violencia como la vivida estos días en Grecia por sus planes de austeridad, o en anteriores protestas masivas en Londres en diciembre y marzo contra los recortes del gasto del Gobierno, aunque hubo alguna escaramuza con la policía y 18 detenidos por delitos menores.
"Estamos aquí para proteger nuestras pensiones. También luchamos contra los recortes del Gobierno en general. Estoy preocupado por mi propia jubilación porque cuando sumo lo que voy a recibir, con eso no se puede vivir", dijo Simon Korner, un profesor de 54 años.
El sindicato Public and Commercial Services (PCS) calificó la protesta como "la mayor huelga coordinada del sector público en una generación" y dijo que el 84% de sus 285.000 afilados habían secundado la huelga.
No obstante, el Gobierno dijo que de las 500.000 personas que emplea directamente , sólo 100.000 no acudieron a trabajar. Los servicios mínimos implicaban que los servicios públicos esenciales continuaban funcionando.
El número exacto de huelguistas no se iba a conocer hasta última hora del día. Los sindicatos convocantes representan a unas 750.000 personas.
"Lo que hoy se ha demostrado es que la vasta mayoría de empleados del sector público muy trabajadores no apoya la huelga prematura de hoy y han venido a trabajar", dijo el ministro de la oficina del gabinete Francis Maude, del Partido Conservador del primer ministro, David Cameron.
CIERRE DE ESCUELAS
Cerca de la mitad de las escuelas en Inglaterra y Gales cerraron o se vieron afectadas por los paros, dijo el Gobierno. Los aeropuertos registraron algunos retrasos y los funcionarios de inmigración se sumaron a la huelga. Los tribunales y edificios gubernamentales también se vieron afectados.
La policía metropolitana de Londres dijo que el 95% del personal lidiaba con llamadas de personas que no pudieron ir a trabajar, lo que implica que tardaban un poco más en responder las llamadas de emergencia.
Cameron ha condenado las huelgas como irresponsables, y ha dicho que las negociaciones entre los sindicatos y los ministros no han concluido. No obstante, los sindicatos están preparando más paros este año si las conversaciones fracasan.
El primer ministro alega que una esperanza de vida más elevada supone que las pensiones del sector público deben cambiar para garantizar que sean costeables. Los cambios forman parte de los planes del Gobierno hasta 2015 para borrar prácticamente un déficit presupuestario que llegó a más del 10 por ciento.
Por tanto, los trabajadores deberán hacer mayores contribuciones a sus pensiones y prolongar su vida laboral. Las propuestas llegan en un momento de congelación de salarios e inseguridad laboral. Algunos británicos simpatizan con los huelguistas, pero otros dicen que no están siendo realistas en un momento en el que los hogares han sufrido su mayor caída en sus ingresos en más de 30 años.
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