ATENAS (Reuters) - La policía griega lanzó gases lacrimógenos a los manifestantes en el centro de Atenas el martes, al inicio de una huelga de 48 horas contra las medidas de austeridad que demandan los prestamistas internacionales a cambio de más ayuda financiera.
Con Grecia al borde de la bancarrota, el Parlamento debe votar esta semana un paquete que incluye recortes de gasto, aumento de impuestos y privatizaciones, acordado como parte de un préstamo destinado a evitar la primera cesación de pagos de la deuda en la historia de la zona euro.
Tras semanas de protestas y paros, ADEDY, el sindicato del sector público que representa a medio millón de funcionarios, y GSEE, que defiende a los 2 millones de trabajadores del sector privado, están reforzando la presión sobre los diputados antes de la votación.
Miles de personas se congregaron en la plaza Syntagma cercana al Parlamento y centenares de jóvenes con el rostro cubierto lanzaron botellas y piedras contra los policías, que respondieron con gases lacrimógenos.
Los manifestantes habían marchado pacíficamente por la capital coreando consignas, al son de tambores y con pancartas contrarias al plan de rescate, que muchos griegos creen que impone una penalización injusta y dura para los jubilados y los trabajadores y que deja al margen a los ricos.
El transporte y los servicios públicos se vieron afectados, los colegios permanecieron cerrados y muchas tiendas y empresas también estaban cerradas, mientras que las calles del centro de Atenas permanecían virtualmente desiertas.
"Esperamos una participación dinámica y masiva en la huelga y en la marcha hacia el centro de Atenas. Tendremos a trabajadores, desempleados, jóvenes, 48 horas en las calles", dijo el líder del sindicato ADEDY, Spyros Papaspyros, a Reuters.
Inmersa en el déficit e incapaz de recibir préstamos de los mercados financieros, Grecia depende del apoyo internacional para que su economía siga en pie. Una moratoria expandiría el contagio por la zona euro y podría generar una profunda conmoción en la economía mundial.
El ministro de Economía, Evangelos Venizelos, pidió a los diputados que respalden las medidas en las dos votaciones el miércoles y el jueves, diciendo que era vital convencer a los acreedores de Grecia de que había un plan y que podían aplicarse las medidas de austeridad.
"El Gobierno se está quedando sin tiempo y también la oposición", dijo al Parlamento. "Tenemos en nuestras manos la historia de nuestro país y nadie puede jugar con eso," añadió.
Grecia está inmersa en su peor recesión desde la década de los 70, con una tasa de desempleo juvenil de más del 40 por ciento y con sus finanzas públicas sacudidas por una deuda equivalente al 150 por ciento del Producto Interno Bruto.
Aunque los socialistas tienen mayoría, con 155 diputados de los 300 de la cámara, el resultado final no está claro, y algunos rebeldes en las filas del PASOK, el partido en el Gobierno, se oponen al acuerdo, pero algunos conservadores probablemente lo apoyarán.
Otros problemas más graves podrían surgir cuando el Gobierno tenga que aplicar el programa, que reducirá los empleos públicos, cerrará compañías estatales y afrontará una evasión fiscal endémica.
Las autoridades de la zona euro están trabajando con bancos y aseguradoras para diseñar un plan en el que los tenedores de bonos privados puedan compartir la carga de una mayor financiación para Grecia sin provocar que las agencias de calificación declaren una suspensión de pagos selectiva.
Los políticos de la UE también están estudiando los planes de contingencia para mantener a flote a Grecia con liquidez de emergencia si el Parlamento fuera a rechazar todo o parte del paquete, dijeron tres fuentes de la eurozona a Reuters el lunes.
El plan de austeridad ha causado un profundo enfado entre los griegos, desilusionados con años de corrupción política e ineficiencia y ahora amargamente resentidos por las condiciones impuestas por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.
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