LONDRES/ATENAS (Reuters) - Los mercados financieros reforzaban el lunes la presión sobre los países más endeudados de la zona euro, en un clima de renovado nerviosismo por los crecientes riesgos en España y Grecia, y la incertidumbre sobre las notas crediticias de Italia y Bélgica.
Italia, que tiene la mayor carga de deuda de la zona euro en términos absolutos, se vio afectada el sábado por la decisión de la agencia crediticia Standard & Poor's de rebajar el panorama de la calificación del país a "negativo" desde su anterior "estable".
En un comunicado para explicar la decisión, S&P dijo que no esperaba que Roma pidiera ayuda financiera a la Unión Europea o al Fondo Monetario Internmacional debido a la "ausencia de desequilibrios significativos". El enorme tamaño de su deuda pública haría demasiado grande un rescate.
Fuentes gubernamentales dijeron que Roma adelantará al próximo mes una serie de decretos que buscan recortar entre 35.000 y 40.000 millones de euros (50.000-56.000 millones de dólares) del déficit presupuestario en el 2013 y 2014, a fin de tranquilizar a los mercados.
"Hemos mantenido las cosas en orden y existen las bases para que sigamos haciéndolo", indicó el ministro de Economía, Giulio Tremonti.
Fitch Ratings advirtió el lunes que podría rebajar la calificación crediticia de Bélgica de "AA+" si el Gobierno interino incumple sus metas de déficit fiscal debido a la falta de consenso político sobre un presupuesto equilibrado.
El país no tiene un Gobierno propiamente dicho desde una elección general en junio pasado, pero goza de un auge económico.
La derrota del gobernante Partido Socialista de España durante el fin de semana en unas elecciones regionales y municipales generó temores de posibles enfrentamientos en torno a las reducciones del déficit fiscal entre los gobiernos locales y el Gobierno central, mientras Madrid intenta no llegar a un rescate como Grecia, Irlanda y Portugal.
Las primas cobradas por los inversionistas por comprar bonos italianos y españoles a 10 años en vez de los papeles alemanes más seguros subieron a sus niveles más altos desde enero, a 186 y 261 puntos básicos, respectivamente.
"El punto clave es que la crisis parece estar afirmándose incluso en países periféricos considerados sólidos", indicó el estratega Michael Leister de WestLB.
"Las sensación es que parece no haber fin (para la crisis) ahora que Italia está bajo escrutinio por parte de las agencias calificadoras", agregó.
El euro cayó brevemente bajo un piso clave de 1,40 dólares, llegando a un mínimo de dos meses contra el dólar. Preocupaciones similares golpearon a las acciones, ya que la bolsa de Milán se hundió un 3,3 por ciento y el índice referencial de acciones europeas FTSEurofirst 300 cedió un 1,6 por ciento.
La moneda única europea ha perdido un 6,5 por ciento contra el dólar en tres semanas, debido principalmente a los temores por la deuda y pese a favorables diferenciales de tasas de interés con Estados Unidos y Japón, entre otros.
Pero los inversionistas están reduciendo sus expectativas de la agresividad con que el Banco Central Europeo elevará las tasas como resultado de la tensión de los diferenciales en el mercado de deuda soberana, según los datos de los futuros de Euribor.
SIN RENDIRSE
El Gobierno griego lanzó finalmente un esperado programa de privatizaciones y anunció otras medidas de reducción de déficit en un intento por lograr que se le desembolse un tramo de 12.000 millones de euros del paquete de la UE y el FMI y recorte su brecha presupuestaria a un 7,5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) este año.
Grecia venderá el total de la participación estatal en la compañía de telecomunicaciones OTE de inmediato, y en el Hellenic Postbank y los dos principales puertos del Pireo y Tesalónica a finales del 2011, para recaudar hasta 5.500 millones de euros.
Más temprano, los estratosféricos rendimientos de la deuda griega subieron aún más, con los bonos a 10 años en más del 17 por ciento, por la preocupación de los inversionistas sobre los continuos rumores de un "reperfilamiento voluntario" de la deuda griega.
Los rendimientos griegos no reflejan los costos reales de endeudamiento de Atenas, ya que el país sobrevive gracias a préstamos de la UE y el FMI y sus operaciones con bonos son mínimas, pero sirven para medir el temor del mercado sobre alguna forma de reestructuración de la deuda griega.
"Estamos tomando las decisiones necesarias para evitar el peligro y cambiar al país. La batalla sigue adelante y en esta lucha no se permite ninguna cobardía", dijo el primer ministro griego, George Papandreou, a su gabinete, según un portavoz.
Los inspectores de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional no emitirán un juicio sobre el cumplimiento de Grecia de su programa de rescate hasta que puedan ver progresos en las reducciones de gasto, aumento de los ingresos y las privatizaciones.
El presidente del grupo de ministros de Finanzas de las 17 naciones que usan la divisa única, Jean-Claude Juncker, dijo el sábado que Grecia está retrasada en el cumplimiento de sus metas y debería crear un fideicomiso para las privatizaciones.
"¿EVENTO CREDITICIO?"
El máximo funcionario económico de la Comisión Europea, Olli Rehn, buscó minimizar la referencia de Juncker a una "reestructuración suave" que asustó a los mercados en la reunión del Eurogrupo la semana pasada. Rehn dijo que cualquier alivio de parte de los tenedores de deuda sería voluntario.
"Una extensión voluntaria de los vencimientos de préstamos, el llamado reperfilamiento o reprogramación en una base voluntaria, también se examinaría con la condición de que no creara un evento crediticio", indicó Rehn a reporteros.
Expertos dicen que todo intento de modificar los planes de deuda mientras se evita un evento crediticio que genere pagos de seguros contra moratorias y rebajas de las agencias calificadoras probablemente enfrente un problema legal.
Las medidas de austeridad impuestos por los rescates del FMI y la UE o para evitar tal asistencia están tomando altos ribetes políticos sobre los gobiernos europeos.
El oficialismo socialista en España sufrió su peor resultado electoral desde la recuperación de la democracia en 1978, al caer a un 27 por ciento de los votos, 10 puntos porcentuales menos que la oposición conservadora del Partido Popular.
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