Mariano Marzo
EL MUNDO ÁRABE
Argelia, Túnez, Egipto, Jordania, Yemen… La revuelta se extiende por el mundo árabe,
proyectando su sombra sobre otros países como Siria y Arabia Saudí. Los mercados del
petróleo y del gas siguen con atención la evolución de los acontecimientos, mientras
que los gobiernos de las principales potencias no disimulan su inquietud.
El desasosiego obedece a que los países de Oriente Medio y Norte de África tienen un
papel clave en el escenario geopolítico global, por cuanto sus reservas de hidrocarburos
resultan cruciales para que el mundo pueda saciar su creciente voracidad energética.
La región es hoy en día la principal exportadora de petróleo y esta posición dominante
se consolidará aún más en el futuro, ampliándose, además, al gas natural. Sin embargo,
existen incertidumbres sobre si la industria del petróleo y el gas podrá asegurar una
capacidad extractiva capaz de satisfacer el espectacular aumento de las exportaciones
que el mercado internacional demanda. Si, por razones políticas tal desafío no pudiera
superarse, el balance energético global se vería muy alterado. Además, la región incluye
diversos puntos estratégicos (para el transporte de hidrocarburos a los mercados, como
el Canal de Suez y los estrechos de Ormuz y Bab el Mandeb, cuyo bloqueo podría acarrear
severas interrupciones temporales del suministro.
Los datos de BP (Bp. com/ statisticalreview), referidos a finales de 2009 y desglosados
por países y regiones, sobre las reservas, producción,consumo y comercio de hidrocarburos,
resultan contundentes.
Los países de Oriente Medio (Irán incluido) y del Norte de África(en adelante OMNA)
ntegran la provincia petrolera más importante del mundo, con unas reservas probadas que
ascienden a 815.100 millones de barriles (el 61,1% mundial), de los cuales 754.200 millones
corresponden a Oriente Medio y 60.900 millones al Norte de África.El progresivo desarrollo
de las tecnologías de tratamiento de los petróleos no convencionales de Venezuela y Canadá
podría modificar en el futuro el balance global, pero el aprovechamiento de estos recursos
presenta todavía inconvenientes desde la perspectiva de su viabilidad económica.
Desde el punto de vista de la extracción de petróleo, OMNA bombea cerca de 28,65 millones
de barriles diarios (el 35,8% mundial), de los que 24,36 millones corresponden a Oriente
Medio, con Arabia Saudí acaparando ella sola 9,7 millones. Descontado el consumo interno,
las exportaciones netas suman 21,2 millones de barriles diarios (el 40% mundial), muy lejos
de la cifra alcanzada por el conjunto de países integrados en la antigua URSS, con 9,1
millones de barriles diarios. Del total de las exportaciones de OMNA, 18,42 millones
corresponden a Oriente Medio.
Por lo que respecta al gas natural, las reservas probadas de OMNA ascienden a 84,41
billones de metros cúbicos (el 45% mundial), de los cuales 76,18 billones se localizan en
Oriente Medio.
El porcentaje citado podría verse ligeramente rebajado en próximos años como consecuencia
de la explotación de los esquistos de gas (shale gas);un recurso no convencional cuya
explotación a gran escala, iniciada en los EE.UU., podría revolucionar los mercados
internacionales. La producción anual de OMNA alcanza los 566.600 millones de metros cúbicos
(el 18,9% mundial, frente al 20,1% de EE.UU. yel 17,6% de Rusia), donde 159.400 millones
corresponden al Norte de África.En el capítulo de exportaciones, Oriente Medio contabiliza
unos 92.830 millones de metros cúbicos por año, con Qatar aportando el 73,5%, mientras que
África del Norte comercializa 80.880 millones de metros cúbicos, de los que el 65,1%
corresponden a Argelia. En conjunto las exportaciones de gas natural de OMNA representan
el 19,8% del total mundial, algo menor al 20,9% de Rusia.
Lo expuesto ilustra la realidad presente, pero ¿qué podemos anticipar sobre el futuro? La
respuesta es tajante: el mundo será cada vez más dependiente de los grandes productores y
exportadores de hidrocarburos de OMNA, muy especialmente de los de Oriente Medio.
Por ejemplo, en su escenario base, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) considera
que la demanda global de petróleo continuará creciendo de manera constante en el futuro,
alcanzando cerca de 99 millones de barriles diarios en 2035, es decir, unos 15 millones
más que en 2009. Y para asegurar el suministro no queda mas remedio que encomendarse a
la OPEP, cuyo porcentaje de participación en la producción mundial pasaría del 41% del
total en 2009, al 52% en 2035 (un valor que no se alcanzaba desde antes del primer shock
petrolero de 1973-1974). Más concretamente, en el seno del cartel, la AIE asume que los
países de Oriente Medio incrementarán su producción en un 60,6% entre 2009 y 2035,
destacando los casos de Iraq y Arabia Saudí, con unos aumentos previstos del 180% y el
58,3%, respectivamente. Por lo que se refiere a las exportaciones desde Oriente Medio,
la AIE calcula que estas tendrían que incrementarse durante el mismo periodo en un 57,9%.
En el caso del gas natural, el aumento de la producción previsto para Argelia y Libia
debería ser del 97,6% y 268,75%, respectivamente, mientras que las exportaciones desde
el conjunto de Oriente Medio debería crecer un 103,8%.
Unos objetivos muy difíciles de cumplir en ausencia de un marco de estabilidad política,
social y económica. No por falta de recursos y reservas. Sino porque las inversiones
necesarias probablemente no llegaran a tiempo.
Mariano Marzo. Catedrático de Recursos Energéticos de la UB.
Publicado por La Vanguardia-k argitaratua | | | |
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