Por Bob Davis
BEIJING—El primer ministro de China dijo que el gobierno quiere reducir la velocidad a la que crece la economía, para reestructurarla y evitar la inflación, aun cuando parte importante del mundo desarrollado está intentando acelerar la expansión.
El primer ministro Wen Jiabao dijo que la meta oficial del gobierno para el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en los próximos cinco años será de 7% anual, por debajo del objetivo de 7,5% de los cinco años pasados. Mientras que las metas oficiales habitualmente subestiman el crecimiento, el anuncio representa igualmente una importante señal de que las prioridades del gobierno en la segunda economía del mundo están cambiando, para reducir la dependencia de las exportaciones y de las industrias intensivas en capital a favor de la creación de condiciones que permitan el crecimiento de la demanda interna.
La sorprendente expansión de China se ha producido como consecuencia de enormes inversiones en industrias intensivas en capital, como el acero, y transformándose en la fábrica del mundo, provista con trabajadores que emigran a las ciudades costeras desde las zonas rurales pobres. Pero el crecimiento de China de más de 9% al año en las últimas tres décadas ha costado caro: alta contaminación, un gran incremento en la desigualdad y una persistente corrupción.
"No vamos nunca a buscar el crecimiento económico a costa del medio ambiente", dijo el domingo Wen a usuarios chinos de Internet en una charla en línea, en la que anunció su nueva meta. "Eso podría resultar en un crecimiento no sustentable caracterizado por la sobrecapacidad industrial y el consumo intensivo de recursos", advirtió.
Los economistas chinos señalan que la meta de 7% no debería ser tomada literalmente sino como una señal al mundo y a las autoridades provinciales de que el gobierno habla en serio cuando asegura que su intención es que el consumo interno sea el motor del crecimiento.
El plan quinquenal anterior, anunciado en 2006, fijó una meta de crecimiento de 7,5% pero la economía creció 11,1% entre 2006 y 2010. La última vez que China estableció una meta de crecimiento tan baja como 7% fue en 2001, cuando China se estaba recuperando de la crisis asiática y el PIB se expandió 7,5%. Aun así, entre 2001 y 2005, el PIB chino aceleró su crecimiento promedio hasta 9,8%, según J.P. Morgan.
"La meta oficial incluida en el plan quinquenal tiende a ser un muy mal indicador del crecimiento en los siguientes cinco años, dijo Qing Wang, un analista de Morgan Stanley en China. "Pero sugiere que veremos un crecimiento más moderado", agregó. El experto pronosticó un crecimiento anual promedio de 9% en los próximos cinco años, y menos de 8% en los siguientes cinco.
Otros son menos optimistas. El economista de Harvard Kenneth Rogoff advirtió que China podría sufrir un tropiezo importante, especialmente si se ve atrapada por una crisis bancaria.
Una serie de economistas, dentro y fuera de China, argumentan que sus tasas de crecimiento son insostenibles, a medida que la población envejece y el país tiene menos oportunidades de obtener avances importantes al aumentar todavía más sus exportaciones e inversiones. Eso ha llevado a una dicotomía. Las economías desarrolladas intentan acelerar el crecimiento para recuperarse de la crisis financiera mientras que los países emergentes, encabezados por China, tratan de pisar el freno. "Los líderes chinos no tienen aversión al crecimiento pero se dan cuenta de que no están obteniendo un crecimiento de buena calidad que produzca beneficios acordes para la familia promedio", manifestó Eswar Prasad, economista de Brookings Institution.
El llamado de Wen de reorientar el crecimiento hacia el consumo es un reto para las empresas estatales que controlan una tajada cada vez mayor de la riqueza del país.
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