Por Maria Golovnina y Ahmed Jadallah
TRIPOLI (Reuters) - El poder de Muammar Gaddafi en Libia parecía debilitarse aún más el sábado, luego de que sus fuerzas de seguridad abandonaran áreas de la capital en medio de fuertes protestas, y de que Estados Unidos lo instara a que entregue el mando del país.
Mientras arreciaba el caos, el ex ministro de Justicia de Gaddafi, Mustafa Mohamed Abud Ajleil, anunció la formación de un "Gobierno provisional" en la ciudad de Bengasi, en la zona oriental de la nación, rica en petróleo y en manos de los rebeldes.
El embajador de Libia en Estados Unidos, Ali Aujali, dijo a Reuters que apoyaba al Gobierno interino.
"Estoy apoyando al nuevo Gobierno provisional (...) Este es el Gobierno de toda Libia", dijo Aujali, quien aseguró a inicios de la semana que ya no representaba a la gestión de Gaddafi.
Algunos de los principales líderes de Occidente dijeron que las cuatro décadas de Gaddafi en el poder debían terminar.
"Cuando los medios de un líder para mantenerse en el poder es sólo el uso de la violencia contra su propio pueblo pierde la legitimidad para gobernar y debe hacer lo correcto para su país, dejándolo ahora", dijo el presidente estadounidense, Barack Obama, en una conversación telefónica con la canciller alemana, Angela Merkel, según informó la Casa Blanca.
Por su parte, la secretaria de Estado Hillary Clinton dijo el sábado que el pueblo de Libia había hablado y que Gaddafi debería irse.
"(Gaddafi) ha perdido la confianza de su pueblo y él debe irse sin más derramamiento de sangre y violencia", afirmó en un comunicado.
La evacuación de ciudadanos extranjeros desde los yacimientos petroleros y las ciudades de Libia continuaba, en medio de un clima de desesperación.
SANCIONES
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas podría expedirse sobre la crisis en forma inminente e imponer sanciones además de exigir que Gaddafi enfrente cargos por crímenes tras la muerte de unas 2.000 personas por la represión de las revueltas, según estimaciones de fuentes diplomáticas.
Sin embargo, hablar de una posible acción militar por parte de Gobiernos extranjeros seguía siendo una posibilidad incierta.
No había claridad acerca de cuánto tiempo más Gaddafi podría resistir el embate de las fuerzas rebeldes conformadas por jóvenes armados y soldados amotinados, que chocan contra los partidarios del líder libio, los miembros de su tribu y las unidades militares al mando de sus hijos.
En la capital, Trípoli, periodistas de Reuters vieron a residentes armar barricadas en las calles y desafiar abiertamente al Gobierno después de que las fuerzas de seguridad se retiraran.
Uno de los hijos de Gaddafi, Saif al-Islam, educado en Londres, apareció el sábado en televisión para negar que Libia estuviera sumergida en protestas. Pero advirtió que "se ha abierto la puerta a todas las opciones y ahora las señales de guerra civil y de injerencia extranjera han comenzado".
Fuerzas de seguridad abandonaron el barrio de clase trabajadora de Tajoura tras cinco días de manifestaciones contra el Gobierno, según dijeron residentes a corresponsales extranjeros que visitaron el área.
Los ciudadanos no quisieron ser identificados por temor a represalias y señalaron que algunos soldados dispararon contra los manifestantes que marchaban desde Tajoura, matando al menos a cinco personas, dato que no pudo ser confirmado en forma independiente.
El funeral de una de las víctimas la mañana del sábado se convirtió en otra muestra de desafío al Gobierno.
"Nos manifestaremos otra vez y otra vez, hoy, mañana, pasado mañana hasta que cambien", dijo a Reuters un hombre quien se dio a conocer como Ali, de 25 años.
La televisión estatal libia mostró otra vez una multitud cantando su lealtad a Gaddafi en la Plaza Verde de Trípoli el sábado. Pero periodistas estimaron que sumaban unos 200.
Desde Misrata, ciudad a 200 kilómetros al este de Trípoli, residentes y grupos de exiliados dijeron por teléfono que una ofensiva de fuerzas leales a Gaddafi había sido repelida violentamente por los rebeldes.
"Hubo violentos enfrentamientos anoche y en las primeras horas de la mañana cerca del aeropuerto", dijo a Reuters un residente, Mohammed. "Un estado de alerta extrema prevalece en la ciudad", agregó.
SALIDA DE EXTRANJEROS
En el aeropuerto internacional de Trípoli, miles de trabajadores extranjeros luchaban por salir del país, mientras la policía intentaba contenerlos.
Fuera de la terminal se levantó una suerte de campamento, con tiendas de campaña improvisadas y personas apiñadas para soportar el frío, envueltas en mantas.
Gran Bretaña y Francia siguieron a Estados Unidos y cerraron sus embajadas en Libia. Gran Bretaña envió aviones militares para evacuar a unos 150 trabajadores petroleros desde yacimientos en el desierto.
Libia abastece el 2 por ciento del petróleo mundial, cuya mayor parte proviene de pozos y terminales de suministro en el este del país. La interrupción en la producción y la posibilidad de que las protestas se propaguen a otros países productores de crudo ha hecho que los precios se disparen.
Fuentes de la industria dijeron a Reuters que los envíos de crudo desde Libia, el décimo segundo exportador mundial, se habían reducido por la baja en la producción, la falta de personal en puertos y temores por la seguridad
El mundo árabe se ha visto afectado por una ola de levantamientos a favor de la democracia que han derrocado a los gobernantes de larga data de Túnez y Egipto y forzaron a otros a hacer concesiones.
El ritmo de la revuelta de Libia ha sorprendido a Occidente, que alguna vez trató a Gaddafi como un paria debido a su apoyo a militantes de todo el mundo. Pero las potencias occidentales después buscaron un acercamiento en busca de acuerdos petroleros y otros negocios.
(Reporte adicional de Yvonne Bell y Chris Helgren en Trípoli, Marie-Louise Gumuchian en Rabat, Dina Zayed y Caroline Drees en El Cairo; Escrito por Angus MacSwan y Sonya Hepinstall; Editado en español por Mónica Vargas)
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