viernes, 25 de febrero de 2011

Era Gaddafi se acerca a su fin

Por Ahmed Jadallah y Maria Golovnina
TRIPOLI (Reuters) - Muammar Gaddafi prometió el viernes "aplastar a cualquier enemigo", en un discurso ante una multitud de partidarios en Trípoli, mientras se agudizaba la revuelta popular en Libia en torno al líder.
"Lucharemos si ellos quieren", declaró el líder de 68 años tras un día de enfrentamientos por toda la capital entre las fuerzas de seguridad y multitud de manifestantes, choques que según opositores dejaron varios distritos en sus manos.
Con el este de Libia ya en manos de la oposición tras una semana de protestas, los manifestantes antigubernamentales se hicieron del centro de Zawiyah, al oeste de la capital, dijo un testigo, y establecieron sistemas de defensa para enfrentarse a las fuerzas oficiales tras sucesivos ataques.
Según reportes de testigos, otras localidades cayeron en manos de la oposición, pero Gaddafi se mantuvo desafiante.
"Prepárense para luchar por Libia, prepárense para luchar por la dignidad, prepárense para luchar por el petróleo", dijo Gaddafi a la multitud reunida en la Plaza Verde, en el centro de la capital, y amenazó con abrir los arsenales militares a sus partidarios y tribus del país.
"Podemos aplastar a cualquier enemigo. Podemos aplastarlos con la voluntad del pueblo", agregó gritando y agitando los puños.
Estados Unidos, que ya evacuó a ciudadanos de Libia, dijo que estaba cerrando su embajada y tomando pasos para imponer sanciones contra Gaddafi.
ENFRENTAMIENTOS EN TRIPOLI
Residentes dijeron que partes de Trípoli, aparentemente el último gran bastión del hombre que ha gobernado Libia con mano de hierro por 41 años, estaban ya fuera de su control.
La cadena de televisión Al Jazeera dijo que dos personas habían muerto y varias resultaron heridas por fuerzas del Gobierno durante tiroteos en distintos distritos. Otro canal, Al Arabiya, dijo que hubo siete fallecidos.
Manifestantes controlaban algunas carreteras hacia la ciudad para que las localidades cercanas pudieran unirse a la lucha por la capital, dijo a Reuters un libio en Europa que dijo estar en contacto con familiares en Trípoli.
Un ex aliado de Gaddafi sostuvo que el líder caería "como Hitler" luego de la Segunda Guerra Mundial en lugar de rendirse.
La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, declaró que "miles" podrían haber muerto o resultado heridos por las fuerzas de Gaddafi en la revuelta, y pidió la intervención internacional para proteger a los civiles.
La ciudad costera de Zawiyah, a 50 kilómetros de la capital, ha combatido varias noches consecutivas los intentos de las fuerzas gubernamentales por hacerse con el control, dijeron testigos que huyeron por la frontera tunecina en Ras Jdir.
"Había cadáveres por todos lados (...) es una guerra en el sentido auténtico de la palabra", dijo Akila Jmaa, que cruzó a Túnez el viernes tras viajar desde la ciudad.
NEGOCIACION
Otros reportes dicen que la tercer mayor ciudad de Libia, Misrata, a unos 200 kilómetros al este de Trípoli, estaba bajo control rebelde.
Pero el hijo de Gaddafi Saif al-Islam dijo que el Gobierno controla el oeste, sur y centro, y que su familia no tenía intención de huir.
"Tenemos plan A, B y C. El plan A es vivir y morir en Libia. El plan B es vivir y morir en Libia. El plan C es vivir y morir en Libia", dijo a la filial turca de la cadena CNN.
Más tarde, declaró en inglés a periodistas extranjeros en Trípoli que las fuerzas de seguridad libias estaban moderando las luchas contra los rebeldes y esperaba lograr un acuerdo de cese al fuego para el sábado.
"En Misrata, en Zawiya, tenemos un problema", admitió. "Estamos tratando con terroristas (...) El Ejército decidió no atacar a los terroristas y dar una oportunidad a la negociación. Esperamos hacerlo pacíficamente y que sea para mañana", agregó.
Un residente de Trípoli que pidió no ser identificado dijo a Reuters en un correo electrónico que las fuerzas pro Gaddafi habían abierto fuego luego de que cientos de personas en el distrito Janzour, en el oeste de Trípoli, comenzaron una marcha tras las oraciones del viernes.
El Fondo Mundial de Alimentos (WFP por su sigla en inglés) dijo que declaraciones de personas que huían de la violencia indicaban una escasez de comida, combustible y suministros médicos, agravados por el cierre de puertos.
El fiscal general Abdul-Rahman al-Abar se convirtió en el último alto cargo que dimitió, y dijo a la cadena de televisión Al Arabiya que se unía a la oposición.
En el primer intento práctico de asegurarse el control de los seis millones de libios desde que comenzó la revuelta, la televisión estatal dijo que el Gobierno elevará los sueldos, incrementará los subsidios alimenticios y ordenará asignaciones especiales para todas las familias.
Las cuatro décadas de gobierno autoritario de Gaddafi ahogaron cualquier organización opositora o estructura política rival, pero en el este se están creando comités de abogados, médicos líderes tribales y soldados ad hoc que se preparan para llenar el vacío de poder.
Había poco rastro de los radicales islamistas a quienes Gaddafi acusa de fomentar los disturbios.
CONDENA INTERNACIONAL
Los ataques contra civiles en Libia pueden haber sido "crímenes contra la humanidad" que garantizan tratamiento de la Corte Penal Internacional en La Haya, de acuerdo con un borrador de una resolución de sanciones de la ONU, preparado por Francia y Gran Bretaña.
Diplomáticos europeos dijeron que la Unión Europea impondrá la semana próxima sanciones al país, mientras que Estados Unidos también prepara pasos contra el Gobierno libio y cerró su embajada en Trípoli.
El Secretario General de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, dijo que llamó a una reunión de emergencia de la alianza para discutir la situación del país.
En tanto, Emiratos Arabes Unidos y Turquía dijeron que trabajarán juntos para enviar ayuda humanitaria al país.
(Reporte adicional de Alexander Dziadosz, Tom Pfeiffer y Mohammed Abbas en este de Libia, Ali Abdelatti en El Cairo, Amena Bakr en Riad, Michael Georgy en la frontera con Túnez, Stephanie Nebehay y Robert Evans en Ginebra; escrito por Kevin Liffey y Philippa Fletcher; Editado en español por Patricia Avila)

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