martes, 19 de mayo de 2015

¿Cuánto debería valer una moneda?


Una legislación que busca combatir la manipulación del valor de las monedas podría definir la suerte del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) que impulsa el presidente Barack Obama. Sin embargo, determinar quién es culpable de incurrir en transgresiones cambiarias está lejos de ser algo sencillo.
Legisladores, empresas y sindicatos estadounidenses quieren usar la legislación comercial pendiente para contraatacar a los países que ellos consideran que subsidian a sus industrias mediante la devaluación del tipo de cambio, pero están estancados en un largo debate que por décadas ha tenido a mal traer al Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio y otras instituciones líderes. Calcular correctamente el valor de una moneda seguirá siendo complicado, más allá de la firma de cualquier acuerdo, y representará un obstáculo para cualquier intento de resolver conflictos cambiarios mediante el arbitraje o la diplomacia.
Algunos legisladores estadounidenses, respondiendo a las quejas de larga data de sus electores, están presionando para que el TPP —un acuerdo de libre comercio entre 12 naciones que representan 40% de la economía mundial— incluya estipulaciones ejecutables en materia de divisas. A legisladores de estados fuertemente industriales como Michigan, Ohio y Nueva York les preocupa que los actuales miembros del TPP y posibles futuros socios como Corea del Sur y China puedan compensar los beneficios que EE.UU. llegue a obtener del pacto a través de la depreciación de sus monedas.
Una moneda más débil reduce drásticamente los costos de producción e impulsa las exportaciones a expensas de los competidores en el extranjero. Algunos economistas y empresas dicen que durante la última década, por ejemplo, la política de tipo de cambio administrado de China costó millones de puestos de trabajo estadounidenses porque Beijing subsidiaba a sus exportadores manteniendo el valor del yuan hasta 40% por debajo de lo que sugerían los fundamentos del mercado.
“La manipulación de divisas es la madre de todas las barreras comerciales”, dice Stephen Biegun, vicepresidente de asuntos gubernamentales internacionales de Ford Motor Co. -0.51% Al igual que otros fabricantes de automóviles de Estados Unidos, Ford está respaldando propuestas legislativas que castigan a los países que deprecian sus monedas para obtener una ventaja competitiva. La compañía está especialmente preocupada por Japón, uno de los mercados de autos más grandes del mundo y miembro del TPP.
“Podemos competir con cualquier fabricante de automóviles del mundo, pero no podemos competir contra el Banco de Japón”, afirma Biegun, refiriéndose al papel del banco central de ese país para mantener un bajo valor del yen durante anteriores gobiernos.
Pero aun si estas propuestas se convierten en ley, la complejidad técnica de calcular el valor justo de una moneda probablemente frustrará cualquier intento de sancionar a socios comerciales desleales.
Christopher Padilla, ex subsecretario de comercio internacional del Departamento de Comercio de EE.UU., dice que calcular el valor apropiado de una divisa es casi imposible y que puede crear insuperables problemas operativos.
“Pregunte a 10 economistas diferentes cuál es el valor de mercado ‘objetivo’ de una moneda y obtendrá 10 respuestas diferentes, todas bien argumentadas y respaldadas por análisis econométrico, pero todas diferentes”, escribió hace poco Padilla, quien actualmente se desempeña como vicepresidente de gobierno y asuntos regulatorios deIBMIBM +0.24%
Los legisladores republicanos que apoyan el TPP se han aferrado a ese argumento para defenderse de los demócratas en el Congreso. “Pensar que el Congreso puede legislar cuál debe ser la valuación de divisas entre países es casi risible”, dijo la semana pasada el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner (republicano de Ohio), quien agregó que los legisladores han estado debatiendo esa cuestión durante décadas.
El FMI, que actúa como un asesor independiente de los gobiernos en políticas cambiarias, fue concebido para pasar por alto estos debates políticos. Fundado luego de la Segunda Guerra Mundial, su objetivo fue contribuir a evitar otro conflicto internacional mediante la promoción de regímenes monetarios estables.
Las reglas del FMI prohíben a sus 188 países miembros manipular sus tipos de cambio para obtener una ventaja competitiva. No obstante, la organización nunca ha declarado oficialmente a un país en violación de esa prohibición y su departamento legal dice que esa disposición es “relativamente compleja (…) y no todos sus términos son fáciles de entender o de aplicar”.
El nuevo debate sobre este tema plantea un problema circular: las principales propuestas de los legisladores estadounidenses se basan en las determinaciones del FMI. El proyecto de ley patrocinado por el senador Charles Schumer (demócrata de Nueva York) permitiría a EE.UU. tratar la subvaluación de la moneda de otro país como un subsidio, lo que a su vez le daría derecho a aplicar aranceles sobre las importaciones procedentes de ese país en represalia.
Si ese país objetara la sanción —lo que probablemente ocurrirá—, la disputa sería arbitrada por la OMC, que en materia de tipos de cambio se apoya a su vez en el asesoramiento del FMI.
Los cálculos del FMI, sin embargo, distan de ser precisos.
En los últimos años, el organismo internacional ha estado tratando de desarrollar nuevas formas de medir el valor de las monedas que los países miembros y sus economistas pudieran ponerse de acuerdo para indicar qué tan subvaluados o sobrevaluados están los tipos de cambio. Estos esfuerzos dieron lugar a una serie de posibles valuaciones de las principales divisas, basadas en varias metodologías. El resultado ha sido una amplia gama de valuaciones, que en algunos casos se contradicen entre sí.
En un informe del año pasado sobre las principales economías, el FMI estimó que en 2013 el yen estuvo entre 15% sobrevaluado y 15% subvaluado. Ante la ofensiva de automotrices y legisladores estadounidenses que tratan de contrarrestar los supuestos daños provocados por las políticas cambiarias de Japón, Tokio podría defenderse esgrimiendo los datos del FMI que muestran que el yen, por el contrario, ha estado sobrevaluado. El FMI puede así tener dos posturas respecto del yen y otras divisas.
Los datos también podrían plantear interrogantes acerca de por qué los fabricantes de automóviles de EE.UU. han tenido problemas para competir con Toyota y otras automotrices japonesas, incluso después de que estas empresas abrieron plantas en EE.UU., en parte para anular cuestiones de tipo de cambio y sanciones comerciales.
Los problemas de doble estimación del FMI van más allá de Japón.
El mismo informe estima que el won de Corea del Sur tenía una subvaluación de entre 5% y 20%, el dólar de Hong Kong estaba entre 10% subvaluado y 10% sobrevaluado, y el dólar entre 5% subvaluado y 10% sobrevaluado. El próximo informe del FMI, que será dado a conocer en las próximas semanas, probablemente mostrará cambios importantes en los datos de 2014.
El FMI también está en desacuerdo con EE.UU. sobre la moneda china. El organismo dice que después de casi una década de apreciación, el yuan se está acercando a su punto de equilibrio, y funcionarios del Tesoro estadounidense sostienen que todavía está considerablemente subvaluado.
La semana pasada, los economistas del FMI volvieron a indicar que el won surcoreano podría estar subvaluado, pero al mismo tiempo la junta ejecutiva del organismo relativizó esa afirmación al decir que “deficiencias metodológicas amplifican la incertidumbre en torno a dicha evaluación.”
Gary Hufbauer, académico sénior del Instituto Peterson de Economía Internacional y ex funcionario comercial de EE.UU., apunta que la aprobación de estipulaciones cambiarias del Congreso podría allanar el camino para que China y otros países denuncien a EE.UU. ante la OMC. Es difícil predecir qué decidiría la OMC, y “China podría montar un caso fuerte”, dice.
La Casa Blanca, que busca que sus socios comerciales en el Pacífico lleguen a un acuerdo, necesita los votos de un grupo de legisladores que están presionando por una legislación sobre las divisas. Por ello, Washington apoya un otro proyecto de ley, impulsado por el senador Michael Bennet (demócrata de Colorado), que pretende reforzar la supervisión estadounidense de los tipos de cambio de sus socios comerciales.
Este proyecto implicaría sanciones mucho más suaves a los infractores y, en consonancia con la larga historia de la diversidad de interpretaciones sobre el valor de la moneda, daría a la Casa Blanca una amplia libertad para evaluar las políticas cambiarias de los países y las sanciones correspondientes.

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