A reconocerlo! La gran mayoría de los usuarios de Internet no estamos haciendo muy bien los deberes a la hora de configurar nuestra privacidad en las distintas redes sociales. Esto provoca que esté llegando al ciberespacio una gran cantidad de información personal que en nuestras vidas diarias no ofreceríamos nunca tan a la ligera. Debido a este motivo, os comento aquí las cinco cosas que yo no haría a la hora de usar redes sociales:
1. Aceptar las peticiones de amistad de todo el mundo. A no ser que tengas abiertos grupos o listas determinadas para impedir que sólo tus amigos más cercanos tengan acceso a determinada información, cuando aceptas una solicitud de amistad estás permitiendo a una persona que vea todas tus fotos, comentarios y datos de carácter personal. Igual que en la calle, no nos hacemos “amigos” de todos los que pasan a nuestro alrededor, ni queremos compartir nuestra intimidad con ellos. No lo hagamos en redes sociales.
2. Ir publicando un recorrido diario de nuestra trayectoria. Con Foursquare muchos internautas se están dedicando a hacer “check-in” en todos los lugares que visitan diariamente. Incluso, muchos de ellos, han posicionado su casa en la red social. Sus “amigos” de Foursquare saben en todo momento dónde están. Al igual que, si comparte este contenido, lo pueden saber también sus “amigos” de Facebook (y aquí remito a echar un vistazo al punto 1) o su legión de followers en Twitter (quienes directamente podrán acceder a esta información sólo con seguirle, sin necesidad de que les demos permiso para ello). ¿Seguro que queremos que tanta gente nos tenga localizados en todo momento?
3. Ostentaciones innecesarias. Sin la intención de querer causar alarmismo, no sería la primera vez que grupos de delincuentes han utilizado redes sociales como Facebook para elegir a las víctimas de sus atracos o secuestros. Otra vez, igual que por la calle no irías contando cuánto vale el coche que te has comprado, lo maravillosa que es tu casa (fotos incluidas) o lo mucho que cuesta esa ropa que llevas puesta, tampoco lo hagas en un lugar “virtual” en el que no sabes bien quién te está observando detrás .
4. Publicar fotos de fiestas y parrandas. La verdad es que, si no lo hacemos, puede que le quitemos bastante gracia a esto de las redes sociales, ya que en buena parte lo que nos gusta es estar rememorando nuestras “hazañas” nocturnas con los amigos y, muchas veces, dando todo tipo de detalles sobre lo ‘finos’ que íbamos ese día. En los “amigos” de nuestras redes sociales muchas veces tenemos a familiares, jefes, clientes, contactos profesionales… ¿Queremos que vean esto?
5. Sincronizar cuentas con objetivos diferentes. Imaginemos que tenemos una cuenta en Twitter para hablar sobre nuestro trabajo, Facebook para estar de guasa con nuestros amigos y LinkedIN para establecer contactos profesionales. ¿Vamos a mandar el mismo mensaje a todo el mundo? He visto gente que tenía sincronizado Twitter con LinkedIN y que cuando veían “Hombres mujeres y viceversa” en la televisión, les contaban a sus, quizá, futuros contratantes (los de LinkedIN) lo bien que estaban tirados en su sillón a las 12 del mediodía en pijama viendo los maravillosos cuerpos (con todo tipo de calificativos incluidos) de las “tronistas”. ¿Esa es la imagen profesional que queremos ofrecer?
6. Etiquetar a la gente sin preguntar. Etiquetar directamente a una persona sin su consentimiento, te puede traer problemas innecesarios. Imaginaos que, por cualquier motivo, esa persona no quiere que alguien se entere de que está dentro de esa fiesta, o rodeado de una determinada gente. Y tú se lo acabas de colgar en su perfil para que lo vea todo el mundo. Mejor, pregúntale antes.
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